Nacida en Porto Alegre en 1965, hija de un baterista de jazz y de una bailarina, Adriana Calcanhotto lleva ocho discos editados con este nombre y dos como Partimpim, un “desdoblamiento” que apunta a un público compuesto por niños. Pero también por adultos, claro, porque ese sello lúdico que guía sus canciones “para grandes” es el que también encanta, ya más expandido, en los trabajos de Partimpim. De hecho el gran hit que no puede faltar como bis en sus conciertos, “Fico assim sem você”, pertenece al primero de los discos de Partimpim.

O micróbio do samba es el disco más autoral de Calcanhotto, hecho de composiciones propias en su totalidad (salvo la melodía de un tema, “Vem ver”). Hay un samba que ya fue grabado por Marisa Monte (“Vai saber”, publicado en Universo ao meu redor), y por la sambista Teresa Cristina, al igual que “Beijo sem”. Puede entenderse como una obra conceptual alrededor de este ritmo: así encarado, tanto musical como poéticamente, el samba aparece desvestido y vuelto a vestir. Esta vez, desde una perspectiva femenina e irónica, que se ríe de ese territorio tradicionalmente asumido por la voz masculina. Las que llegan, retratadas en estos sambas de Calcanhotto, son mujeres que se lanzan a la aventura de vivir. Mujeres que avisan: “Yo vivo para sonreír”, como en el título del tema que abre el disco.