María Carman advierte que cuando se analiza el movimiento ambientalista no es bueno generalizar. “El ‘caleidoscopio verde’ porteño –asegura– incluye grupos y actores sociales disímiles. A esto hay que sumar que al interior de estos grupos también hay una enorme heterogeneidad.” Lo que comparten, de todas maneras, es un código común que sigue en alza dentro del mercado ideológico. “Recordemos que los sectores populares también se ambientalizan en determinadas coyunturas, para construir una imagen más cotizada de ellos mismos, contestar acusaciones o intentar resistir allí donde viven. Así que el ambientalismo no es patrimonio de un sector social. En un contexto de progresiva ambientalización de la sociedad, quedar fuera del lenguaje ambiental significaría quedar fuera de uno de los principales lenguajes en los cuales se están dirimiendo disputas contemporáneas”, detalla la entrevistada.