Desde hace más de medio siglo, la política entendida solamente como sinónimo de una conjunción de ideas rectoras cayó en desuso, relegando gran parte de su espacio primordial a la mediatización, la capacidad de retórica y la preponderancia de la imagen. “Todos los políticos tienen un coach para darle la mayor naturalidad posible, o por lo menos adecuarse o modificar cuestiones que perjudiquen su imagen”, razona Ricardo Félix, quien, al igual que Esteban Lamothe, forjó una carrera artística mayoritariamente sobre las tablas. “Muchos son actores increíbles. Los políticos que saben hablar son casi los mejores actores del mundo. Filmamos muchísimo material documental en las asambleas, y por cada evento suben más o menos quince personas. El que está ahí arriba tiene que ser capaz de captar las miradas como un actor y tiene que convocar y que atraerlos hasta sus ideas”, completa Lamothe.