MUSICA
Edelmiro Molinari fue, dicen, uno de los primeros maestros de guitarra de Luis Alberto Spinetta. Ambos coincidieron, junto a Rodolfo García en batería y Emilio del Guercio en bajo, en uno de los grupos clave de los orígenes del rock nacional: Almendra. Entre 1968 y 1970, grabaron dos discos y una serie de simples que trascendieron rápidamente, por calidad y sonido, el reducido circuito rocker de entonces. Guitarrista excepcional, dueño de variadísimos recursos y un poder de vuelo poco común, Molinari sacó chapa al costado de Luis, con varios temas que le pertenecen y uno en especial: Color Humano... punta de lanza para armar, separado Almendra, un trío que contemplara sus búsquedas más profundas y personales. En 1972, junto a David Lebón y Rinaldo Rafaneli, debutó con su Color Humano y un disco que eterniza el costado más “heavy”, intenso y crudo de Almendra, con temas como Introducción polenta, Humberto y El hachazo. Al año –con Oscar Moro ocupando el lugar de Lebón– grabaron un disco doble –que se desdobló y salió por separado, en medio de una crisis de vinilo– y se disolvió. Para el recuerdo quedaron gemas como Pascual tal cual, Mañana por la noche, Coto de caza (o Cosas rústicas), Hace casi dos mil años y Vestidos de agua. Casado por entonces con Gabriela, Molinari emigró a Los Angeles y permaneció casi veinte años allí “tocando con negros”, para regresar esporádicamente. Una de ellas, en 1983, para editar Edelmiro y la Galletita –el de Vuelo 144– junto al Redondito Skay y otra, casi definitiva, para grabar el tercer y último disco de Color Humano: En vivo en El Roxy (1995). Considerando la singularidad de su trayectoria, Expreso de agua santa aparece como su “debut” solista aunque, en concreto, siempre lo fue.
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