TELEVISION
“Hasta ahora, la verdad es que las jornadas de grabación no fueron extremas. Venimos trabajando hace tiempo y eso nos dio respiro. Igual, eso va a cambiar con el programa al aire, porque uno trabaja con una cierta tranquilidad hasta que el aire empieza a mandar los tiempos”, cuenta Echarri con relación a Montecristo.
La tira, cuya versión del clásico literario es escrita por Adriana Lorenzón (Los Roldán) y Marcelo Camaño (Doble vida, Resistiré), marca el regreso del actor a la pantalla chica después de dos temporadas, tras el éxito de Resistiré. “El año pasado –cuenta– iba a ser un unitario, pero nunca encontramos una historia linda e interesante para contar. Y ante esa situación preferimos esperar, porque no tiene sentido lanzarse a la pantalla sin nada que contar. No creo que tengo que estar en pantalla sí o sí. No se puede forzar una presencia porque sí. Si no hay historia, prefiero quedarme en casa. Contrariamente a la manera en que elegía trabajos en mis comienzos, donde cada propuesta me tentaba, ahora me pasa que cuando no hay una historia que contar, prefiero guardarme.”
Aunque el actor cimentó una carrera sobre sus cualidades físicas más que artísticas, interpretando galanes de telenovela, paulatinamente Echarri fue corriéndose de ese lugar, del que quiere despegar definitivamente. “No es que rehúse ser galán”, comienza a explicar el actor que debutó en las grandes ligas en Por siempre mujercitas. “Lo que sí quiero –continúa– es interpretar galanes que sean más interesantes para hacer. En Montecristo cumplo el rol de galán, pero es muy diferente a los demás: es un galán que tiene más aristas, más tela para cortar que el estereotipo al que acostumbra la TV. Yo me voy a quedar en la telenovela hasta que el género me acepte. Lo que no creo que podría volver a hacer es un galán convencional como lo hice hasta Los buscas. Esa es una etapa superada.”
Sobre ese tipo de roles protagónicos que ya no lo entusiasman, y que él supo acaparar a fuerza de ser designado siempre como uno de los actores con más adhesión femenina, Echarri agrega: “El rol de galán noble, que lo único que hace es correr detrás de la heroína, es aburrido, ingrato y deslucido para un actor. No quiero hacer más galanes tontos, estúpidos y nobles. Quiero hacer personajes más humanos y menos heroicos. A esta altura, cuanto más perversión haya en las historias y en los personajes, más atractivos me resultan los papeles. El galán humano, alejado de todo concepto heroico, es mucho más rico, tanto para el actor como para el público. A mí me llamaban para hacer galanes siomes, chatos, pero ya no quiero más eso. Que me convoque Enrique Piñeiro para filmar El método o Adrián Caetano para Crónica... me resuelve y facilita mi búsqueda de hacer otro tipo de trabajos”.
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