Hasta ahora, todo parece indicar que la tendencia va a seguir siendo favorable para la edición de historietas en Argentina. Si todo sigue así, vamos a tener otro año con una muy interesante cantidad de publicaciones.

Ahora, si se intensifican las restricciones para importar libros de historieta editados en España, el techo automáticamente vuelve a subir, y quienes se animen a entrar al terreno (todavía poco explorado) de editar en nuestro país autores extranjeros, se van a encontrar con un mercado sumamente ávido de este tipo de productos. El discurso ampliamente difundido es que editar en Argentina “es muy caro”. Y es bastante cierto. Pero si se elimina o se minimiza la competencia con el material que llega de España, una masa de consumidores acostumbrados a pagar precios altísimos por ese material importado se volcarían sin demasiadas dudas a una edición local de esas mismas historietas aunque no resulten baratas.

Será cuestión, entonces, de cuidar la calidad, elegir con criterio y –el eterno déficit de la edición argentina de historietas– promocionar como corresponde los lanzamientos, para que cada libro tenga la chance de llegar a su público potencial. Y en paralelo, seguir capitalizando el hecho de que no pocos autores locales han logrado encontrar un público que los sigue con lealtad, año a año y obra a obra.

* Periodista especializado.