Jueves, 5 de enero de 2012 | Hoy
CINE › STEVEN SPIELBERG Y PETER JACKSON TARDARON SEIS AñOS EN CONCRETAR LA VERSIóN CINEMATOGRáFICA DE TINTíN
El director y el productor, que intercambiarán roles para la segunda película de la saga, explican qué representa Tintín para ambos, qué modificaciones realizaron sobre la historieta original y por qué se decidieron por la animación y la motion capture.
Por Chris Dickens
Seis años les llevó a Steven Spielberg y Peter Jackson completar El secreto del Unicornio, la primera de Las aventuras de Tintín. Primera que no será la última: un par de semanas atrás ambos anunciaron que la segunda va a estrenarse en 2014 o 2015. La dilación para el anuncio obedeció a la incertidumbre sobre la respuesta del público estadounidense a un personaje que, a diferencia de buena parte del resto del mundo, nunca sintió como propio. Creado por el dibujante y escritor belga Georges Remi, conocido por su nombre artístico Hergé, Las aventuras de Tintín comenzaron a publicarse en su país y en Francia el 10 de enero de 1929, primero en revistas de historietas para niños y más tarde en álbumes independientes. Con veinticuatro aventuras en total, Tintín no tardó en convertirse en uno de los grandes iconos de la historieta universal... salvo en Estados Unidos, donde sólo de forma tardía y limitada a ediciones de culto se le permitió el ingreso.
De modo bastante curioso, tratándose de un fan de los cartoons y las historietas, El secreto del Unicornio es el primer film animado que dirige Steven Spielberg. También su primera producción en 3D y la primera filmada con el sistema de motion capture, técnica de captura de movimiento reiteradamente utilizada por su amigo y protégé Robert Zemeckis a lo largo de los últimos años, desde El expreso polar (2004) en adelante. En la entrevista que sigue, Spielberg y Jackson explican qué representa Tintín para ambos, por qué empezaron la serie con esta aventura y no otra, qué modificaciones practicaron sobre la inmortal historieta de Hergé, por qué desecharon la idea de filmarla con actores y a qué se debe que cuando una película es verdaderamente buena, el público se olvida de si está filmada en 3D, animación, motion capture o lo que fuera.
–Spielberg, ¿descubrió a Tintín de niño?
Steven Spielberg: –No, de adulto. Más precisamente, para la época del lanzamiento de Los cazadores del arca perdida. Comencé a leer las historietas de Hergé porque mucha gente me preguntó si Los cazadores... estaba inspirada en ellas. Usted sabrá que en mi país Las aventuras de Tintín nunca fue una historieta de difusión masiva, por lo cual para un niño no era fácil dar con ella. De todos modos, no estoy tan seguro de que Hergé haya pensado en los niños como lectores excluyentes de sus álbumes. Creo más bien lo contrario. De hecho, he conocido gran cantidad de adultos que se refieren a ella no como un bonito recuerdo de infancia, sino como una pasión sin tiempo.
–¿Qué los llevó a elegir El secreto del Unicornio, de la larga veintena de álbumes de Tintín?
Peter Jackson: –Ninguna de Las aventuras de Tintín era de fácil adaptación al cine, y eso tiene que ver con una característica esencial de la obra de Hergé, que es el hecho de estar centrada más en los personajes, sus relaciones y el elemento comedia que en la intriga en sí. Una de las primeras decisiones que tomamos fue intensificar ese aspecto. Otra, inevitable, la de desarrollar más el relato, porque si no lo hacíamos teníamos un mediometraje, no un largo. Elegimos El secreto del Unicornio porque era uno de los álbumes que más nos gustaban, tanto a Steven como a mí.
S. S.: –Pero también queríamos incluir el momento en que Tintín conoce al capitán Ha-ddock, por lo cual nos tomamos la licencia de introducirlo aquí. Presentar a Haddock nos obligó a desarrollar su historia. ¿Por qué toma tanto alcohol? ¿Qué le pasó que está en ese estado? Allí desarrollamos entonces toda una subtrama que nos llevó tres siglos atrás, hasta sus ancestros. Otra cosa que hicimos fue introducir en El secreto del Unicornio elementos de El cangrejo de pinzas de oro, que incorporamos con mucho cuidado, para no desbalancear el relato.
–¿Hicieron para la adaptación alguna consulta con los Estudios Hergé o prefirieron ir por su lado?
S. S.: –Nick Rodwell y Fanny, socios del estudio, estuvieron profundamente implicados en el proyecto, desde un primer momento. Leyeron el guión, nos dieron algunas indicaciones y estuvieron de acuerdo con la dirección artística.
P. J.: –Pero además colaboraron en forma directa con el diseño de producción. Invitaron a los diseñadores a Bruselas y allí les dieron acceso a los archivos gráficos originales de Hergé, cuyo trabajo se caracterizaba por la minuciosidad con que reproducía lo real. Esto nos fue de suma utilidad, ya que lo que nosotros teníamos que hacer era el trabajo contrario: ir del dibujo a lo real.
–¿Siempre tuvieron claro que la película sería de animación?
S. S.: –La idea inicial era hacerla con actores, eventualmente con un Milú de computación. Pero en los primeros ensayos (Peter quiso hacer él mismo del capitán Haddock) se hizo evidente que para poder ser fieles a los dibujos originales íbamos a tener que recurrir a un montón de prótesis, postizos y maquillajes. Iba a quedar una cosa muy falsa, muy visible. Allí nos decidimos por la animación. La última vuelta de tuerca la dio la técnica de motion capture que, si bien existía desde hace tiempo, alcanzó, con Avatar, una calidad inédita. Y sucede que la teníamos bien a mano, ya que el estudio de efectos especiales que tuvo a su cargo la motion capture de Avatar fue WETA, empresa de la cual Peter es uno de los socios fundadores.
P. J.: –Milú siguió siendo una figura animada por computación, sin ningún perrito real que le sirviera de modelo.
–La técnica de motion capture obliga a los actores a actuar cableados y llenos de electrodos, con trajes especiales y cascos. ¿Cómo lo llevaron Jamie Bell, Daniel Craig y los demás?
S. S.: –Con la motion capture pasa lo mismo que con cualquier otra técnica: lleva un tiempo incorporarla, tomarla como algo natural. Pero llega un punto en que eso queda atrás, y lo que subsiste es lo de siempre, lo que de veras importa: la interrelación entre los actores, cableados o no. En nuestro caso particular, Jamie, Daniel y los demás se tentaban de risa las primeras veces, hasta que se habituaron a verse así y comenzaron a actuar.
–Spielberg, para usted no es muy frecuente trabajar de forma tan estrecha con un productor como sucedió en este caso, ¿no?
S. S.: –Es verdad. Estoy más habituado en la fase de preproducción y luego, en la posproducción. Pero durante el rodaje, mi relación es con el equipo y los actores. Esta es la primera vez que mi productor es un colega, y debo decir que lo disfruté mucho.
–Se sabe que va a haber por lo menos una aventura más de Tintín. ¿Van a repetir ambos?
P. J.: –Sí, pero intercambiando roles. La próxima la va a producir Steven y la voy a dirigir yo. Estimamos estar en condiciones de estrenarla para fines de 2014 o comienzos de 2015.
–¿En qué álbum estará basada?
P. J.: –No lo hemos decidido todavía. Estamos evaluando distintas opciones. No descartamos la posibilidad de combinar elementos de distintas historias, como hicimos en ésta.
–¿Tienen derechos para filmar tres historias?
S. S.: –No, tenemos derechos para filmar todas las historias que queramos.
–Es la primera vez que ambos filman en 3D. ¿Qué piensan del formato?
P. J.: –Bien utilizado, el 3D puede “levantar” una película. Puede hacer de una buena, una buenísima. Pero si la película es mala, o el 3D no está bien utilizado, o no se trata de una película adecuada para ese formato, no va a servir de nada.
S. S.: –Espero que llegue un punto en que el público deje de fijarse si la película que está viendo es en 3D o no. Si llega a ese punto, va a ser porque la historia en sí ha capturado su atención y no la técnica en la que esa historia se expresa. Si después de cinco minutos de película un espectador sigue pendiente de si la película es en 3D, motion capture o lo que sea, es porque la película no funciona.
Traducción, selección e introducción: Horacio Bernades.
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