Reflexionar sobre los medios como lo hace El reportero es, de alguna manera, pensar sobre la sociedad en la que se vive y sobre Argentina en particular. ¿Cómo ven al país Blanco y Vena, más allá de lo que los medios muestran? “El país está muy vivo”, analiza Vena. “Sin tomar ningún tipo de partidismo –desarrolla el actor–, porque creo que lo que me corresponde a mí es hablar de un montón de temas desde la ética con la que desarrollo mi profesión, pienso que es un momento muy importante del país. Se está acompañando todo con un importante nivel de crítica, del que creo saldrán cosas mejores. Se están poniendo la luz –de manera justa, brusca, interesada– sobre problemáticas y cuestiones como nunca antes se hizo ni se iba a hacer. En ese sentido, me parece un momento muy rico. Ojalá podamos aprovecharlo en el mejor sentido: que este apasionamiento por la política, y por los buenos y grandes movimientos, sea dado sin repetir viejos errores. Que la posibilidad de vivir en paz, tener una casa y un trabajo mejor sigan siendo el horizonte que motorice todos y cada uno de nuestros esfuerzos cotidianos.” Por su parte, Blanco reconoce tener “una mirada esperanzadora sobre el proceso que se está viviendo en Argentina y en América latina” en los últimos años. “Es un sector del mundo –reflexiona– que siempre había sido cooptado por poderes mundiales y complicidades nacionales, pero hace un tiempo quienes vivimos aquí nos avivamos de que juntándonos y tirando todos para el mismo lado podíamos aprovechar nuestras riquezas naturales y humanas. En Argentina hay muchas cosas que se han revisado y se han mejorado. A veces más o menos de acuerdo, la sensación que tengo es que el país está avanzando. Es notable la diferencia entre el país que teníamos en 2002 con el actual. Se han construido un montón de cosas muy cercanas a mi mirada. Mi preocupación es que construyamos una sociedad en equipo. Los argentinos tenemos una necesidad de endiosar, de sentir que una persona es la que nos va a salvar. Creo que es un error pensar de esa manera. Me parece que está demasiado centralizado el poder. Es una tendencia que tenemos como sociedad, en cualquier ámbito, desde la política hasta el fútbol, pasando por el funcionamiento familiar o una entrega de premios, en la que siempre se entrega un oro para que haya uno que gane más. Es necesario limar nuestras diferencias y ambiciones para pensar y desarrollar políticas de Estado, que permitan que vengan otras que mantengan las cosas que están bien y corrijan aquellas que no lo están tanto. En este aspecto nos falta mucho camino por recorrer.”