De las catorce ediciones del Bafici, Raúl Perrone participó en doce. El mes pasado presentó Las pibas, aún no es estrenada en el circuito cinematográfico. “Es sobre dos lesbianas, pero traté de ser lo menos obvio posible, de no mostrar ninguna escena de sexo porque me parecía una ridiculez hoy en día”, explica Perrone. Y completa el argumento: “Entonces, me gustaba mostrar la relación de ellas, que no saben si volver o no volver, pero sobre todo mostrar la vida de una que trabaja en una fábrica en la que sólo hay tipos y cómo son tratadas estas pibas cuando se empieza a saber su condición sexual”. Perrone comenta que la idea de este largometraje surgió “porque hubo un vidrio roto que me gustó” (risas). Es que El Perro fue un día a la casa de un amigo que tenía un lavadero con un vidrio destrozado. Y se le despertó el bicho de la curiosidad. “Tuve ganas de hacer una película. Empecé a buscar gente por el barrio y apareció una piba que trajo a su amiga.” Perrone señala que no las conocía, pero que vio una química “asombrosa” entre ellas. “Por eso no creo en los castings ni en la gente que pone dos personas para que se junten y se hagan amigos. Es algo que no entiendo. Vinieron, charlamos durante una hora, les conté que me gustaría filmar algo. Y ese lavadero lo convertí en un cuarto. Hice una escena con ellas que duró diez minutos y cuando volví a mi casa dije: ‘Esta es mi película’”, completa Perrone.