Viernes, 4 de mayo de 2012 | Hoy
RADIO
Ya no nombra a Rock & Pop, dice “la otra radio”. ¿Hizo el duelo?
–Sí, ya no existe más, como tampoco existe más CQC. Y no es que salgo a decir que nadie vea CQC o que nadie escuche esa radio, pero ya está, pasó, no puedo pensar en eso. No soy melancólico, me entusiasma lo que hago y para donde tiro. Si hubiera sido lo correcto quedarse ahí, me hubiera quedado, pero se me mueve el culo. A mí no me gusta que a CQC le haya ido mal y que Rock & Pop esté sexta, pero tampoco me siento responsable.
–También es cierto que tiene que pasar algo de tiempo hasta que las cosas se acomoden.
–Totalmente, es cierto. En el caso de ellos, haber puesto deportes como un componente sustancial de la programación es toda una jugada que hasta el momento no les está saliendo bien. Estoy al tanto de eso como lo estoy de La 100, la Pop, Metro o Disney, porque es información que tengo que tener para tomar determinaciones, pero lejos de mí está querer que les vaya mal. Hay gente ahí a la que quiero y con la que he trabajado muchos años, pero no puedo vivir del pasado, no me lo puedo permitir.
–Hace varios años dijo que nunca iba a hacer algo que dañara a Rock & Pop. ¿Qué sucedió en el medio?
–Hice todo para que esto sea Rock & Pop. Pueden creerme o no, pero no quisieron hacerlo, o quisieron de una forma imposible, por eso busqué otro grupo, y me quedé con el que me garantizara independencia, libertad y que ideológicamente no me rompiera las pelotas. Creo que una cosa es el grupo Veintitrés, y otra cosa es cuando me pongo a hablar con Sergio Szpolski o Matías Garfunkel, que me dejan tener mi propio equipo y mi propia línea editorial. Transmitimos desde Parque Roca y desde el Bafici, y si el gobierno nacional tiene algo, como cuando estuve en Tecnópolis, hagámoslo.
–¿Cuánto de Rock & Pop va a tener Vorterix?
–Creo realmente que es una radio distinta, porque le importa la música y hay más música que gente hablando, y quienes hablan saben de música, de verdad. Creo que tiene otro humor y es algo verdaderamente novedoso. Eso de tener programas que empiezan y terminan con un jingle ya pasó, lo impusimos en un momento y lo copiaron todos. También –y esto lo lamento– impusimos eso de creer que porque hay tres personas juntas se puede abrir un micrófono y empezar a contar anécdotas y experiencias de vida. La Metro es una burda copia de esa Rock & Pop, y a pesar de eso es una radio que no logra subir, que siempre ocupa el mismo lugar. ¿Cuánto tiempo se puede escuchar el mismo programa con alguien contando las historias de su vida? Lo bueno que tenía (Fernando) Peña era su multiplicidad, porque hablabas con diez a la vez.
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