- Carlos Gorostiza: “No quiero ser exagerado. Teatro Abierto no va a ser eterno, aunque sí dentro de nuestra pequeña eternidad humana. Siento la emoción que siempre sentimos los que lo hemos creado: sabemos que no hubo otro momento tan feliz en nuestro trabajo. Porque además de salir a pelear con rebeldía le ganamos a la dictadura”.

- Hugo Arana: “Es maravilloso que se recupere. Siento que no debería ser así. Debería ser, simplemente. Un lugar arrasado e incendiado quedó árido y empezó a llover. Es maravillosa esa lluvia, pero debería ser un acto natural. El fascismo se encargó de crear un mito. Deberíamos sumar este hecho para contrarrestarlo con la tendencia argentina de castigarnos demasiado con eso de que somos un pueblo inmaduro, de mentirosos y ladrones. Somos también un pueblo maravilloso, lleno de dudas y de reflexión”.

- Enrique Pinti: “Será un espacio para espectáculos que quizás en la escena comercial o en teatros grandes no se pueden hacer. Entiendo que la propiedad privada existe y está fenómeno, pero hay un montón de heridas abiertas en pleno centro de Buenos Aires. Un agujero terrible son los teatros que han sido derribados, como el Odeón. En su lugar hay una playa de estacionamiento. Le hacen tururú a la ley que dice que donde demolés un teatro tiene que haber otro. Cuando se tiró abajo el Marconi, se construyó el teatro Armando Discépolo. Después se tiró a la mierda. Hay un montón de lugares que se han destruido y que no se recuperan nunca más. Esta apertura significa que tenemos que estar alertas”.

- Ana María Picchio: “No estamos acostumbrados a reabrir salas, sino a cerrar cines y teatros. Realmente estamos de fiesta. Con este productor va a empezar una movida juvenil. Están pasando muchas cosas lindas en este país, también otras que no lo son. Pero están pasando cosas”.