Ianni habla de uno de los temas recurrentes de Riñón de cerdo: “La espera, desde siempre, ha servido de base para hablar de la condición humana. Hacia dónde vamos, qué nos aguarda, qué anhelamos, y entre un punto y otro del camino, está la espera. Todos somos Ulises en un viaje con destino incierto. Siempre añoramos, deseamos, buscamos algo. Pero a veces el tiempo se detiene y nosotros con él. Se abre ‘un compás de espera’, y eso puede ser aterrador y conducirnos a la nada, o puede contener el anhelo y el vislumbre de algo mejor. Algo que hace de puente al futuro. Quizás coincidamos al decir que la obra toma partido por la esperanza. Esperanza, con todo y a pesar de todo. Es un tributo al amor que, trascendiendo lo personal, se convierte en grande. Un amor que se entrega a la esperanza, ofrendándose al incierto futuro”.