¿Qué hacen los actores de vasta trayectoria con los recuerdos de sus trabajos artísticos? ¿Guardan los libretos o se deshacen de ellos raídamente? En caso de guardarlos, ¿qué criterio de selección prima a la hora de decidir la suerte de esos pesados y desvencijados libros? El más memorioso de los dos, Carnaghi, cuenta que guarda los libros de todas las películas que hizo, aun cuando tenga copias en DVD. “Me los quedo porque son documentos únicos, originales, con marcas, tachaduras y agregados que les dieron vida a cada personaje, a cada escena y a cada momento de mi vida”, cuenta el actor. Busnelli señala que, en su caso, uno de los momentos más difíciles para ella es cuando debe tomar la decisión de qué hacer con los libretos. “Es –confiesa– todo un momento de angustia, cuando evaluás si tirás los libros o no. El problema es que yo, que tengo mucha capacidad de olvido, los necesito. La mayoría los guardo, porque formaron parte de mi vida, en todo sentido.” ¿En qué se basa el proceso de selección? “La decisión de guardar un guión –responde– tiene que ver con lo que uno puso en esa película, el cariño con la que la hice, si fue una buena experiencia espiritual. Si no fue una experiencia feliz o fue directamente dolorosa o desilusionante, lo desecho”, detalla. ¿Dónde guardan tanto papel? “Mi hijo –explica Carnaghi– quería ser director de cine y los libros le venían bien porque daba clases en la Universidad del Cine, entonces mostraba cómo eran los libretos y qué se había plasmado de ellos finalmente en la película. Por eso también guardo casi todos. Al punto de que los tengo guardados en el fondo de mi casa, en un baúl, porque ya no había lugar por ningún lado.” Por último, Busnelli cuenta que lo peor de la selección es “cuando uno se topa con libros que no tienen nombre ni nada, y tal vez hay incluso una dedicatoria. Y uno no sabe de quién es. Me quiero matar. Y por las dudas los guardo”.