¿Por qué dos de los autores claves en las concepciones históricas de Milcíades Peña son el Alberdi de los Escritos póstumos y el Sarmiento “tardío”?

–Más que en fuentes teóricas, Peña está pensando en proyectos de país. Hay intelectuales que conciben proyectos de país que exceden las fuerzas sociales en las que se apoyan, a la que están dirigidos. A Peña le interesa no tanto el Alberdi más centrado en el poder y en la elite, ni el Sarmiento presidente aliado a Mitre y a la elite porteña, sino el Alberdi que se opone a la guerra contra el Paraguay, el Alberdi autoexilidado, aislado, que argumenta contra la historiografía mitrista. El propio Alberdi, en vida de Mitre, escribió las cosas más crudas y duras contra la historiografía mitrista. Sarmiento llegó a decir “yo no sé de qué lado está la barbarie” ante ciertas políticas del roquismo. Alberdi postulaba que había “una civilización bárbara y una barbarie civilizada”, hablando de cierta democracia plebeya popular en las montoneras y de cierto carácter represivo en el proyecto civilizatorio. A Peña le interesan más los liberales descentrados, desencontrados, que los ideólogos de izquierda de la época, que sostienen una retórica acerca del pueblo que no sirve mucho para pensar la historia y la política. Pero hay que decir también que el joven Alberdi y el joven Sarmiento vienen del socialismo romántico sansimoniano, de Pierre Leroux y de Fourier. Si bien esta influencia se apaga después, son hombres que salen a la arena política pensando un poco como los socialistas románticos. Están pensando, con la famosa frase de Halperin Donghi, en una nación que se funde sobre el desierto argentino. Los socialistas europeos tenían esa gran esperanza en América, la veían como un territorio virgen, como si estuviera totalmente despoblada, libre de las cargas feudales que retrasaban las revoluciones en Europa y la creación de un orden nuevo. De cualquier modo, son hombres de la elite, liberales, pero a Peña le sirven para pensar esa clase y para pensarse a sí mismo. Peña buscó en Alberdi y Sarmiento a intelectuales desencontrados con su clase, así como él está desencontrado con la clase en nombre de la cual habla: el proletariado argentino o el pueblo argentino.