“Yo soy un provocador. Esa es mi impronta en la Tierra. Y mi responsabilidad es saber qué es lo que provoco: ¿resistencia, emociones, conciencia, alegría, tristeza, bronca? Ahí es donde estoy cada vez que hago una canción. Tengo que ver, de manera responsable, qué me reveló el inconsciente. ¿Estás en pareja? Te doy ‘Abusame’ o te doy ‘Hablándote’. Así es cómo teatralizo yo la pareja... y a ver qué te provoca. Ese es mi propósito. Mi talento es la música, es la comunicación; pero podría ser jugador de fútbol, o cualquier otra cosa, y también sería provocativo. Es mi esencia, el perfume de mi alma. Como jugador de fútbol, estaría provocando problemas en todos los equipos y a todos los árbitros; me querrían y me odiarían. Como músico, puedo llegar a desnudarme o tener una actitud místico religiosa o teatralizar un enfermo mental cogedor o a alguien sensato, razonable. Cualquier cosa puede habitar en mí, todo junto a la vez. Mi coherencia es la de ser capaz de cualquier cosa.”