Moonchild es lo más parecido a un supergrupo que puede encontrarse en el ambiente musical de hoy. Y lo de “súper” tiene un sentido muy estricto. No sólo se refiere a una cuestión de fama o calidad de sus integrantes, sino a una característica de unión por sobre los géneros, superior a los cortes que habitualmente hace el mercado. Mike Patton, que estuvo en Buenos Aires en abril junto a Tomahawk (allí también tocaba Trevor Dunn), en 2011 con su espectáculo Mondo Cane, dedicado al repertorio melódico italiano de hace cincuenta años (en particular las canciones de Domenico Modugno), y varias veces con Faith No More, es una de las figuras salientes en lo que podría identificarse con la cara más experimental del rock. Sus prácticas extendidas de canto, que transitan tanto por el grito como por el susurro, y que logran un nuevo vocabulario expresivo para la voz, lo colocan, por otra parte, casi en una categoría propia. Y es que lo que hace no puede compararse realmente con el estilo de ningún otro cantante en el campo de las tradiciones populares. Dunn es un virtuoso en su instrumento y Joey Baron, por su parte, tiene una trayectoria envidiable dentro del jazz. Ha tocado con Dizzy Gillespie, Stan Getz, Art Pepper y, más cerca, con Tim Berne –en el recordado grupo Miniature–, en su propia banda Barondown, con el saxofonista Ellery Eskelin, y junto a Bill Frisell y a John Scofield. Pero, además, sus antecedentes incluyen colaboraciones con Tony Bennett, Laurie Anderson y David Bowie, entre muchos otros. El cuarto elemento de Moonchild es John Medeski, integrante del célebre trío Medeski Martin & Wood, y que acaba de publicar A Different Time, un disco de piano solo, con composiciones que rondan el mundo estético de Erik Satie.