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Viernes, 30 de junio de 2006

CINE

Palabras de un espectador inquieto

En estos fragmentos de entrevistas publicadas en los últimos años, Bielinsky habla de la vida en relación con el cine, su gran pasión:

- “Me crié en un ambiente donde ‘se respiraba cine’, ya que mi viejo había sido crítico amateur. Muchos de los libros que yo hojeaba de chico, en casa, eran libros de cine, y eso alimentó la pasión. Yo pasaba las vacaciones yendo todos los días al cine Lido, que todavía está ahí sobre Cabildo, y ahí me veía de a dos películas por día. Veía de todo, aunque lo que más se proyectaba en esa época era cine de género, westerns, policiales, comedias. Eso, sin duda, me llevó a mamar (y amar) sobre todo el cine estadounidense. Aunque después fui diversificando el gusto, supongo que mi modelo sigue siendo ése, y seguramente es de allí que sale una película como Nueve reinas”.

- “La pasión por el cine siempre fue clarísima. En primer año del Nacional Buenos Aires teníamos un taller al respecto, y le di con todo. De chico, como no me dejaban entrar a ciertas películas, me hacía pasar por mudo, para dar lástima. Les daba a los boleteros un cartelito que decía: ‘Una entrada por favor’. Y así entraba. Yo leía mucho. Era medio un lobo solitario, no era de integrarme a grupos. Me cortaba, hacía la mía. Terminé el colegio y me metí a estudiar psicología. Después, un amigo cinéfilo como yo me dice que se había anotado en el Instituto Nacional de Cinematografía. ¡Y que la inscripción cerraba ese día!”

- “Tuve buenas y malas rachas, la vida me trató bien, pero no soy afortunado. Para hacer cine –juntar tanta guita, voluntades y técnicos durante tanto tiempo– y llegar a buen fin necesitás suerte. Podés ser el mejor director del mundo pero se te cruzan dos o tres variables gruesas y fuiste. Las películas se paran, se rompen, la gente se accidenta y muere, las escenas se alargan y la plata se acaba.”

- “Yo escribo cuando me sale, sin ninguna clase de plazo. Hago comerciales, porque es saludable para mi cabeza tener todo el tiempo del mundo y hacer una película cuando sea el momento, en lugar de correr atrás de un proyecto para pagar las cuentas.”

- “Tener una producción de 50 películas al año es fantástico, pero es muy preocupante que 35 prácticamente no puedan llegar al público, porque desaparecen casi de inmediato de las salas. Tener un sistema de protección y de ayuda para las películas locales como la Cuota de Pantalla es imprescindible.”

- “Me encanta mirar lo que hay detrás de lo que se ve. Al mirar lentamente y con atención, la superficie empieza a desmembrarse y aparece otro espectáculo: con manos que se meten en bolsillos ajenos, un hombre gris que hace campana, la pareja de arrebatadores en su moto, etcétera. Me gusta vagabundear. Cuando más cómodo me siento es cuando viajo, porque tengo más tiempo que los otros, uno empieza a deshacerse como persona y a convertirse en una mirada...”

- “Desde que conocí el proyecto me surgieron muchos adjetivos para denominarlo, pero me decidí por grotesco. La idea de que esto de algún modo beneficia a la patria o a nuestra idea de país, es ridícula. La presencia de la bandera por sí misma en una película, totalmente fuera de contexto, es absurda.”

- “Soy un espectador permanente y perpetuo. Voy a un ritmo propio. Podría haber intentado dirigir una película mucho antes de lo que lo hice, pero no lo hice. No fui yo el que tomó las riendas; fue un concurso. Las circunstancias decidieron que fuera yo, y a veces me da la sensación de que un día me senté en una silla de mi casa, e imaginé que es la silla del monitor en que ahora edito... que nada es cierto...”

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