“La historieta no es considerada aun hoy parte de la literatura argentina. Más allá de que se haya incorporado El Eternauta dentro de las colecciones de literatura argentina, de que sea bibliografía obligatoria en los colegios, hay un prejuicio hacia la historieta que yo no lo tengo porque de pibe leía historietas”, cuenta Hugo Montero. “Oesterheld es el mejor narrador de aventuras que tuvo la Argentina. No sólo por la calidad de sus relatos sino porque hay un trabajo de narración y de prosa poética. Cuando volví a leer sus obras, las historias de aventuras que muchas veces están inspiradas o basadas en los clásicos –en La Ilíada, en La Odisea–, me di cuenta incluso de las cuestiones filosóficas que incorporaba. En la segunda parte de El Eternauta cita a Sartre un par de veces, pero no desde un punto de vista erudito sino que pone a los personajes en esa discusión. El tipo iba volcando sus lecturas en lo que escribía. Su método era partir de la literatura y bajar personajes a la historieta. No hay duda sobre el valor que tiene la historieta y mucho menos sobre el valor del Viejo. El decía que el beneficio que tiene la historieta es que los pibes le entren a la literatura de una forma más divertida y accesible. La historieta sigue siendo una gran puerta de entrada para la literatura.”