Sábado, 14 de diciembre de 2013 | Hoy
MUSICA
La banda de Richard Coleman para Incandescente forma con Dani Castro (bajo), Diego Cariola (batería), Gonzalo Córdoba (guitarras) y Baza Datino (teclados, sintetizadores). Richard se ocupa de la voz, las guitarras, el melotrón y sintetizadores. Pero hay invitados. Entre ellos, Skay Beilinson, Leandro Fresco, Pedro Onetto y Alejandro Lerner: un exótico mix de perfumes. “Si estuviera en una banda, no le podría quitar su rol a cada quien, pero como soy solista me puedo dar permisos”, explica Coleman. “Cuando estoy pensando una canción, ya se me está dibujando en la cabeza la vestidura que podría tener, con qué instrumentos colorearla, y se me aparecen en la cabeza las gentes que manejan esos instrumentos”.
Pero, para un guitarrista, ¿qué tan difícil resulta invitar a otro guitarrista? “Es complicado”, admite el músico. “Es medio como una deformación profesional: en un punto tenés que conocerlo muy bien, saber lo que puede hacer y querer eso mismo. Me pasa con Skay: su sonido, su audio, esa manera de tocar tirado para atrás, el espacio que usa para frasear... A ‘Corre la voz’ le venían muy bien. Y esta vez lo enganché, ¡porque hay que engancharlo! De hecho, ¡tardó varios meses en llegar! Fue una sesión increíble, y cuando empezó a tocar pensé: ‘Era lo que me había imaginado pero más, porque ahora es real’. Por otro lado, Incandescente tiene un desarrollo entre analógico y digital, la historia de todo el disco, y mi productor, Alejandro Vázquez, me preguntó: ‘¿Y al final, cómo termina? ¿Ganan los buenos o ganan los malos?’. Y yo dije: ‘¡Que ganen los malos!’”.
Sin embargo, la canción termina con las cuerdas del “equipo analógico de los buenos”, ¿no? “No”, se ríe Coleman. “Si escuchás bien, termina con una colita electrónica... Bueno, a los ‘malos’, por decir, los dirige Leandro Fresco, a quien vi trabajar con Cerati; Leandro es pura laptop y hace pinturas divinas de sonido.”
¿Y cómo llega Alejandro Lerner a este menú de notables? Cuando Coleman compuso “Caja de fotos” se le ocurrió un riff de órgano. “Lo hice con mis muñones, pero creía que debería tocarlo un Hammond, un B3... ¿y quién tiene uno? ¡Lerner tiene uno! ‘¡Buenísimo!’, me dijo Ale. Ese órgano parece un camión, un 1114, con parlantes Leslie... Fue un viaje, estar con él en el mismo asiento. Y fue tan linda la sesión que le mostré otro tema, ‘Cuestión de tiempo’, y a Alejandro se le ocurrieron nuevos arreglos, fue divino, quedó genial.”
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