MUSICA › LA AMISTAD CON RICARDO IORIO
Entre los invitados de Nada especial: Próxima Ola se cuentan la voz de Midnérely Acevedo (Mimi Maura o, según Flavio, “La dama que canta bonito”); el saxo de Sergio Rotman (“Mi hermano”); el DJ Latin Bitman (“Un chileno que trabaja en Los Angeles y tiene un proyecto muy interesante, Ritmo Machine, nada menos que con Eric Bobo, un Cypress Hill”) y más... También Ricardo Iorio. Más de quince años después del Peso Argento que acuñaron en 1997, vuelven a cantar juntos en este disco (en “Mal soldado”). Y el Cadillac, a pesar de la bestialidad intrínseca de la canción de marras, al lado del Almafuerte no puede evitar sonar como Michael Bublé.
Flavio se ríe. Es cierto que Iorio es, por decirlo de un modo suave, extremadamente singular. “No nos vemos muy seguido, pero el afecto sigue. Y, aunque no lo compuse adrede, ‘Mal soldado’ era para él. Ricardo es un tipo muy especial. Y es tan hermético –valga el chiste, que no es chist–, que si quisiera invitarlo no habría tantas canciones en mi disco como para que entrara: todo luce como para que no le correspondiera (risas). Pero en ‘Mal soldado’ mandan la amistad y el cariño; lo admiro mucho. Tengo la suerte de haber hecho desaparecer los límites de la música. Es como haberles robado a los rastas el One Music, One Love: está lo que te gusta y lo que no, pero hace rato que corté la barrera de los estilos. Y creo que Iorio es uno de los más grandes artistas que tenemos en la Argentina, no tengo la menor duda, aunque no sea yo el dueño de la verdad. Es gracioso: cuando Ricardo me quería imponer algo –muchas veces discutimos y hay cosas con las que no estoy de acuerdo–, le decía: ‘Ricardo, vos no sos dueño de la verdad’, y él me gritaba (lo imita a lo Shrek): ‘¡Sí, yo soy el dueño de la verdad!’. Uno trata de ser cauteloso... Pero está bien; es su forma.”
Cuando se le pregunta a Flavio si le perturba que Iorio se exponga tanto en los medios y luego aparezcan editadas algunas de sus bárbaras espontaneidades, reflexiona: “No necesito ver la nota de (Beto) Casella en YouTube; conozco todas esas cosas que él dice, las presencié en asados, o en reuniones, o tocando. En un punto me alegra ese lugar que ocupa Iorio: creo que la sociedad necesita de estos personajes sin filtro –como en otro aspecto lo fue Fernando Peña–, porque muchas veces somos muy hipócritas, y estos tipos pueden decir algo políticamente incorrecto... pero está bien que eso suceda. Me parece bueno que Ricardo se exponga mediáticamente. Pero, por otro lado, espero que se cuide. Porque la sociedad también toma a esta gente y la pone en un lugar de clown. Cuidado. Igual, él tiene su público de siempre”.
Coincide en que Iorio es un individuo sumamente culto. “E inteligentísimo”, agrega. “Yo lo gastaba: ‘Te hacés el troglodita’... porque le sale bien y lo ejerce. Pero está sumamente informado, y no es cosa nueva que escribe unas letras maravillosas. Por alguna razón hace muchos años me empecé a acercar a él, ¡no iba a ser él quien se me acercara! (risas). A Hermética lo agarré tarde; me perdí de verlos tocar, igual que a V8. En cambio me compré el primer disco de Almafuerte en los ’90, cuando me iba de gira y todavía Ezeiza tenía una disquería, un romanticismo olvidado... Me escuché Mundo guanaco en mi compactera, en el avión y durante la gira, y me dije: ‘¡Esto es increíble!’. Siento por Ricardo una gran amistad, un enorme cariño, y lo admiro profundamente como artista.”
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