CINE › OPINIóN
› Por Eduardo Fabregat
George Lucas fue un maestro en el ramo. Hace años, cuando ya había hecho un buen negocio con los lanzamientos en VHS, se inventaron las “ediciones especiales” de Star Wars, y reestrenó en cine la primera trilogía de su fantasía espacial. La era DVD le permitió repetir el truco para el formato hogareño, y llegó a una herejía que ni el más fanático quiso disculpar, cuando por vía del retoque digital introdujo cambios en las escenas originales: en el episodio VI, por ejemplo, al Darth Vader agonizante se le pintó el rostro de Hayden Christensen (el Anakin Skywalker de la segunda trilogía); el muñeco-Yoda fue reemplazado por un perfecto Yoda en CGI. Como sea, esas cosas funcionan: no hace mucho, el reestreno de Volver al futuro fue un suceso apreciable aun a pesar de las incontables repeticiones televisivas. La compañía Disney, que invirtió miles de millones en la compra de Marvel y LucasFilm, está dispuesta a recuperar la inversión, sea a través de la “ampliación de universos” en el caso de los superhéroes dibujados y la producción de una nueva trilogía y varios spin offs de Star Wars con J. J. Abrams al frente, o con el relanzamiento de películas clásicas en versiones remasterizadas 3D.
Así las cosas, en el mainstream la cultura cinematográfica se muerde la cola. Es un poco lo que sucede con los relanzamientos de las discografías de Queen, Pink Floyd, The Beatles, The Rolling Stones o la que se realizará este año con un monstruo llamado Led Zeppelin: siempre habrá una nueva tecnología que permita darles otro brillo a esas canciones de todos los tiempos, y siempre habrá un público renovado, otras generaciones dispuestas a consumir apuestas seguras. Como supo señalar Luciano Monteagudo en el balance 2013 del cine internacional en estas páginas, está claro que en Hollywood queda poco espacio para un cine que no esté regido por las leyes del marketing. Y pocas cosas hay tan atractivas a un ejecutivo que una obra que, al costo de un calafateo técnico, puede producir millones frescos.
En la Argentina juegan otros factores, claro. Entre ellos, el de la conservación de las obras no es nada menor, una tarea que Incaa TV quiso encarar y que ahora encuentra una nueva etapa en la remasterización y reestreno de algunos títulos resonantes del cine argentino. Lástima que tantas buenas intenciones comiencen con una película tan rendidora en boleterías como pobre en su contenido. Los bañeros más locos del mundo en 3D, o cómo escuchar las obras completas de Donald en sonido cuadrafónico.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux