¿Van a hacer “Era en abril”?

Ambos: –Claro.

–Es bella y dura. ¿Qué les pasa emocionalmente cuando la cantan?

S. G.: –A mí me parece una canción preciosa, no me entristece. Me genera más bien un placer musical y es importante cantarla porque, a título personal, fue la primera vez que hice voz solista en la trova. La gente conoció mi voz a través de “Era en abril”, y estoy muy agradecida con ella.

–¿Hay que abstraerse de la letra para poder cantarla sin “sobresaltos”?

J. C. B.: –No la cantamos cagándonos de risa, claro.

S. G.: –Pero tampoco es una situación que nos haya pasado a nosotros, como mucha gente cree, porque hay todo un mito relacionado con una historia personal, y nada que ver.

J. C. B.: –Es cierto que es una canción linda y durísima, pero no la hacemos ni desde el regodeo ni desde la necesidad de estar cantando la canción que nos hizo conocidos. Es más, la pusimos primera en la lista para que la gente no nos esté pidiendo que la cantemos.

–¿Y qué pasa con aquellas canciones que, por su tonalidad, son complicadas de cantar, pero que tienen que estar, como “El témpano”?

J. C. B.: –No hemos cambiado la tonalidad de las canciones. No sé si es una virtud, pero seguramente algo ordenado habremos hecho como para llegar hoy a “El témpano” en la misma tonalidad, y sin tener la necesidad de morir en el intento (risas). Lo que sí sucedió es que, cuando nos juntamos para armar este repertorio, queríamos una sonoridad distinta, un tratamiento distinto, y no una remake de lo que habíamos hecho. Eso sí.

S. G.: –Hay versiones de aquellas canciones que por supuesto no son irreconocibles, como a veces ocurre, pero sí se han modificado arreglos.