Jue 29.05.2014
espectaculos

TEATRO

Anécdotas y confusiones

El cambio de lugar, la transformación del rol del espectador y todo lo que implica para una obra permiten que sucedan equívocos. Contados, luego de las funciones respectivas, causan gracia. Chami dice que más de una vez vio cómo algunas personas, al salir del Konex, “llegaron a preguntarle al chico de seguridad si era actor”, y promete no deschavar nada más. Entonces, Alperowicz retoma una anécdota de su obra anterior, Un té con el señor Wilde: “Una señora en la otra obra, donde yo hacía de mayordomo de Wilde, me preguntaba quién vivía en esa casa. Yo le contestaba ‘El señor Wilde, señora’, y ella insistía que le dijera en serio, que saliera de mi papel de actor, pero lo peor es cuando van los amigos y te saludan por tu nombre y uno tiene que ignorarlos”, confiesa. Pero lo que más hizo reír a los tres fue lo que sucedió en la tercera función de Proyecto Posadas: “Un vecino pasó, vio la situación y no se dio cuenta de que las armas eran de juguete, entonces llamó a la policía y dijo que había personas armadas con rehenes todos sentados en fila”, recuerda Chami. “Vinieron los patrulleros, que por suerte no interrumpieron el primer acto, y en el intervalo yo salí y les expliqué que era una obra. Les llevé las armas para que las tocaran, y después le pedimos disculpas a la comisaría del barrio”, ríe.

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