MEDIOS
“La discusión política ya no es interesante, se volvió medio caótica”, se planta el conductor. “Se jugó con tanta pasión en los últimos seis años... siendo tan latinos y argentinos, nos polarizamos tanto, que si existe la grieta fue por culpa de los dos. Es increíble, porque cuando digo ‘los dos’ pareciera que hay nada más que dos bandos... Ni siquiera pensamos que hay un centro, ni siquiera pensamos que es derecha e izquierda, ni clase media y clase baja. Se volvió un caos: el de una tribuna quiere una cosa y el de la otra dice que quiere la otra... Y estamos a minutos de empezar a cantar ‘qué se mueran los otros’, ‘qué se mueran aquéllos’... Se volvió futbolero. ‘Corriste en Tecnópolis’... y ‘yo te corrí en Barracas... Llegaste hasta Fibertel’” (risas).
–¿No se siente parte de esa polarización?
–Creo que lo ganado es ganado, ya está. Ahora dame más. No me vengas a decir “cuando estábamos en el 2001”. Ya pasó, qué querés que haga. ¡Pasaron catorce años! Y a los otros: “Loco, ¿tus primeras diez páginas tienen que ser siempre así?”. Prendés la tele y te das cuenta de que también ponen lo suyo. Está muy caótico. Es muy difícil confiar. No hay dudas de que la situación económica se ha disparado a lugares que ni uno ni otro pensaban. Ni uno haciendo mucha fuerza ni el otro intentando que salga mal... Creo que estamos en una coyuntura difícil. Pero estamos en otro nivel: no estamos en el caos de 2001, 2002, 2003... Pero unos tendrían que entender que los derechos adquiridos ya están, son agradecidos y la lucha fue muy interesante. Y los otros deberían entender también que machacar sobre lo mismo o ser oposición por oposición no sirve un carajo. No sé cómo mierda lo vamos a solucionar, si las elecciones lo van a solucionar...
–¿Cree que la contienda político-mediática va a permanecer durante un tiempo?
–Lo que pasa es que necesita una comprensión de los dos lados. Es como que era un buen matrimonio, que se encontró diez, doce años después, con una visión muy distinta de lo que son. Es muy difícil. No va a haber terapia de pareja que lo arregle. Y hemos tomado demasiado partido, lo hemos tomado con una pasión... que tiene que ver con la pasión de lo que sucedió, ¿no? Sé que lo más fácil es decir “aplaudo las cosas buenas y estoy en contra de lo malo”. A mí ya se me confunde demasiado qué es lo bueno y qué es lo malo. Si ya discutimos por una estatua, es porque estamos con un grado de pelotudez importante.
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