Control de plagas tiene algunos rasgos muy interesantes que exceden a la propia historieta recopilada. Y no sólo por el par de capítulos inéditos en la web (aunque también), sino porque tiene un cuidado en la edición muy particular. Por ejemplo, cada capítulo tiene ex profeso un nombre de tango, e incluso su guionista se ocupó de redactar algunas glosas para acompañarlos. De yapa, los autores invitaron a un montón de amigos, conocidos y colegas para armar un “tratado de mostros” (sic), hecho con sentido del humor sobre criaturas fantásticas, mezclando textos y dibujos. “Cuando decidimos que debía tener algo más que la sucesión de las historietas, empecé a hinchar las bolas con la idea del tratado de cetología de Moby Dick”, cuenta Aguirre. “Me gusta mucho la cosa caprichosa y me parece que nos hemos domesticado mucho frente al deber ser de la industria. ¿Por qué lo pone? No sé... porque se le cantan las pelotas. Y surgió este tratado porque las galerías de pin-ups no me gustan. Porque interpretan que la historieta es una cosa de dibujantes. Y yo no creo que sea así. ¿Cómo invitás a un amigo guionista? ¿Un escritor? No hay galería de escritos. Sí las hay de pin-ups. Frente a eso decidimos hacer el tratado de mostros y espectros.”

El “desafío tanguero”, en tanto, fue pura idea de Jok, explica Aguirre. “A mí, que en teoría soy el señor que viene de ese espacio, no se me hubiera ocurrido nunca ponerles título de tango a los capítulos”, reconoce Max, quien también adjudica a su compañero la idea de las glosas. “Eso, que también fue idea suya, surge porque yo soy un tarado que suele escribir en rimas consonantes los chats, algo que hago con mis amigos más íntimos, con quienes no tengo el riesgo de quedar como un pelotudo. Puede ser un chat larguísimo si estoy en vena de escribir, porque es un sistema hacerlo así, en rima consonante y con métrica. Entonces estaba boludeando con Jok y me dice: ‘¿Por qué no lo hacés para el libro?’. Y me puse a escribirlo.” Las glosas, asegura, no tienen correcciones. “Son una payada, un repentismo venezolano, las escribí sin mirar para atrás, de corrido, respetando los arcos argumentales –explica–. Obviamente tienen un aire de tango en el sonido, en estructura y dialéctica, porque tengo mucha influencia del tango y del folklore, pero son improvisaciones, por eso hay algunas fallas o van por el ripio y mienten la rima consonante.”