La primera vez que trabajamos con José Palazzo fue cuando trajimos nuestro espectáculo a Córdoba, en 2010. Fuerza Bruta debutó en el festival en 2013 y repitió el año pasado. Esta vez, al cumplirse los 15 años, nos animamos a traer una escena que estrenamos en Tecnópolis, llamada “La Globa”.

Lo más interesante que encontré en el público del Cosquín es la gran variedad de gente que viene a vernos. Tanto yo como algunos de mis compañeros estamos cerca de los 50 años y cuando éramos más chicos, el rock era muy clasista: estaban los metaleros por un lado, los reggaeros por el otro, los del pop por el suyo. Cuando esas tribus se cruzaban en los festivales, no se podía convivir. En Cosquín Rock eso no pasa, hay una armonía súper interesante entre todas las huestes del rock. Una anécdota: el año pasado estábamos haciendo nuestro espectáculo y en un segmento aparece un actor que hace las veces de DJ, o de arengador, pidiéndole a la gente que levante con la música electrónica. En una de ésas me copo mirando al público, y veo saltar y bailar a cuatro metaleros de la vieja época, pantalón chupín, remeras negras de V8 y Hermética, y pelos hasta la cintura. “Esto atravesó todas las barreras”, pensé.

Nuestra liberación, nuestra rebeldía, nuestro espacio de expresión, fue el rock de los ’80. Cuando encaramos Fuerza Bruta, sentíamos que al teatro le faltaba eso. Entonces tratamos de dar ese contenido libertario a los espectáculos, poder divertirnos y contemplar, eliminando la formalidad teatral. En el teatro uno presenta una obra, gira, y está obligado a presentar una nueva, sin relación entre una y otra. Eso nos limitaba mucho expresivamente, entonces tomamos del rock ese formato de show, porque cuando una banda presenta un disco, también toca temas viejos, todo se mezcla y se genera algo nuevo.

Disfrutamos mucho de la emoción primitiva de ir a un concierto. Por eso decidimos que Fuerza Bruta tenía que presentar espectáculos en constante evolución. Ahora vamos a estar haciendo algo que desarrollamos recién el año pasado, trabajando con proyecciones tipo mapping. El espíritu del rock nos permite meter una escena nueva en algo que ya funciona y poder probar cosas en vivo, porque esa adrenalina que genera el recital, esa sensación de libertad, el teatro no las tiene.

* Coordinador general de Fuerza Bruta.