Los espacios abiertos, charlas libres entre mate y mate por las tardes, también fueron parte central de la primera edición del Huella Argentina. Participaron casi todos los músicos convocados, entre ellos, por supuesto, el entrerriano Carlos Aguirre. “La música popular es una construcción colectiva, indudablemente, y está buenísima la posibilidad del diálogo entre las distintas corrientes. De un diálogo bien horizontal, en el sentido de salirse de esa posición de ‘ésta es la posta’, y contribuir con algo que estamos amasando muchas personas en el mundo. Esta experiencia me dio la pauta de una educación más autogestiva. Para mí estudiar no significa sólo sentarme frente al piano, sino también hacerlo frente al río y contemplarlo. Digamos que estudiar es un estado de colocación frente a cada cosa que hacemos”, dijo el Negro Aguirre, sobre la temática propuesta por la moderadora Violeta de Gainza para el día dos: la educación. “Yo estoy en crisis con la pedagogía, tanto del lado de impartirla como de recibirla. Como profesor, me daba cuenta de que para la persona que viene a tomar clases y no tiene un deseo real y profundo de lo que quiere, el proceso de trabajo se hace tedioso, por eso creo que lo más importante, desde el lugar del pedagogo, es tratar de despertar ese deseo y de que el otro sienta su falta cuando no lo tiene. Cuando empecé a ver esto, como pedagogo y como alumno, me cambió el panorama de todo, pero la verdad es que aún no le encontré una solución... de hecho, estoy dejando de dar clases, lleno de preguntas. Como dice el Negro, en toda situación de conocimiento tiene que haber una horizontalidad, donde la persona que está al lado tuyo hace o sabe algo que vos no hacés o sabés, y viceversa... esto es clave, porque muchas veces no se visibiliza. Yo creo que las condiciones ambientales son esenciales en este sentido”, fue parte del testimonio de Diego Schissi, otro de los participantes del Espacio Abierto.