A grandes rasgos, hoy podrían rastrearse tres líneas estilísticas en la música ciudadana argentina. A una, desde el Festival de Tango Independiente se la define como “for export”. Es la de la postal del compadrito en la esquina, del malevo y el lugar común del tango como llanto por la mujer pérfida y la madrecita que ya no está. La segunda línea estética es la de los clásicos, que suele corporizarse en orquestas que reproducen hasta los arreglos de los grandes nombres, como D’Arienzo o Di Sarli. Suelen ser muy bien recibidas en las milongas, donde los bailarines aplauden la música en vivo, pero las más de las veces prefieren que no los saquen del terreno conocido. La tercera línea es la contemporánea, la que busca arreglos nuevos o, directamente, tangos nuevos. Letras y música que hablen con los recursos del tango a los argentinos de hoy desde el lenguaje y la idiosincrasia actual. Las orquestas que entienden que ya pasó más de medio siglo desde que Pugliese hiciera sus mejores armas, que pasaron 22 de la partida de Piazzolla y que, quizá, sin menoscabo de sus imprescindibles aportes, va siendo hora de dar cuenta de todo lo que la sociedad y la música cambiaron. Esa es la línea que encarna el FTI y que, con matices, se manifiesta en las orquestas que actuarán hoy.

Por ejemplo, este año el FTI se dará el gusto de tener a la Guardia Hereje homenajeando al Gordo Alorsa, el excepcional letrista que murió en 2009, demasiado joven. En la voz estará el irreverente Lucio Arce, también letrista y compositor actual, a quien Ildefonso Pereyra elogia por su enorme bagaje teórico.

Aun siendo rigurosamente tangueras, algunas agrupaciones incorporan la experiencia del rock, tanto en sus letras como en su sonido. El caso de la Orquesta Típica La Vidú, que hace versiones notables de “Gil Trabajador” o “Esa estrella era mi lujo”, es emblemático.

También hay un reconocimiento a otros ritmos, que se manifestará hoy en agrupaciones como Amores Tangos, que convierten el género en una fiesta, o Los Habitúes, que funden tango y murga, recordando el papel fundamental que tuvo el candombe en el surgimiento de los ritmos milongueros.

Las composiciones propias son fundamentales también en la propuesta. Marcapiel nació proponiéndose eso como objetivo. El Quinteto Negro La Boca estará presentando su nuevo disco, dedicado a tangos anarquistas nuevos, realizados en colaboración con Osvaldo Bayer. Los invitados que aportan –cada uno por su lado– las diez orquestas, dan cuenta también de la variedad y la búsqueda: incluyen desde veteranos como Osvaldo Peredo hasta voces de otros géneros, como Malena D’Alessio.