El editor francés Jean-Pierre Bernès dice, en diálogo con Página/12, que la actitud de María Kodama es para él “un misterio”. Sostiene que antes de este episodio tenía buena relación con la viuda de Borges: “La conocí en el ‘76 y hasta la ayudé cuando la familia Borges le hizo un proceso. Fui a Buenos Aires a defenderla ante el tribunal... Hace cinco años que Gallimard no me dice una palabra. Sólo silencio sobre lo que pasa. En febrero le envié al director una carta, espero la contestación”.

–Da la sensación de que Gallimard lo apoya a usted.

–Para ellos esta Pléiade es una de las mejores que se han vendido. Ha tenido un éxito increíble. Y de repente ella se opone a la reimpresión, dice que hay cintas grabadas a partir de las cuales yo escribí mi comentario, pero esto no es verdad. Estas cintas son diálogos que hemos tenido. Nunca desde que se grabaron las escuché, una vez escuché tres con Gallimard y Kodama en el ‘99, para que supiera que éstos no eran los comentarios de la edición crítica de La Pléiade, y no comprendo este silencio, que me mata. Llevo más de cinco años sin contestación, la única cosa que me dijeron fue: “Nosotros somos los rehenes de Kodama”.

–¿Por qué pide las grabaciones?

–Estas conversaciones son otra cosa, cintas grabadas. Dijeron que eran 122 y son apenas unas 20. Ella me hizo un proceso para recuperarlas. Perdió porque yo en el último que se hizo le ofrecí la copia de ésta diciendo que ella no las podría publicar, y el tribunal dijo que eran de Borges y mías, y que éramos copropietarios, y que no podía utilizarlas sin mi autorización. Son cosas que de momento no existen, no pienso utilizarlas.

–¿Ni en forma póstuma, como se dijo?

–No, es un error periodístico. Las publicaré tras nuestras muertes, la de ella y la mía, cuando no haya más derechos para la obra de Borges. O sea, 70 años. Vale la pena esperar.