Viernes, 10 de abril de 2015 | Hoy
MUSICA › MARKAMA CELEBRA 40 AÑOS EN EL AUDITORIO DE BELGRANO
Por Cristian Vitale
Desde el nacimiento del grupo, en 1975, sólo queda un integrante: Archi Zambrano, el charanguista boliviano. A diecinueve años y once discos del origen, Pablo Saucedo reemplazó al sueco Lars Nilsson en aerófonos; doce años antes, en 1982, se había ido otro de los fundadores (Juán Lázaro Méndolas, también boliviano); y en 2008, Eduardo Pinto y Valdo Delgado murieron en un accidente de tránsito, en Uruguay. “Cada partida de un integrante fue un momento triste, aunque es algo que se mezcla luego con la alegría de quien toma la posta”, dice Mingo Casciani, baterista y percusionista con tres décadas y media en Markama, que completa la formación actual con Fabrizio Amicarelli en aerófonos, Bernardo Ríos en guitarra y Esteban Pérez en bajo. Pero más que esta danza interminable de partidas, llegadas y nombres, tal vez amerite evocar el sustrato musical y vivencial de este septeto devenido sexteto que festejará sus cuarenta años hoy a las 21 en el Auditorio de Belgrano (Virrey Loreto 2348), junto a Jorge Cumbo, y bajo la organización de la Dirección Nacional de Artes, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación.
Tal vez quepa mencionar que Markama fue y es un grupo de indudable prosapia latinoamericana y popular que, no por haber nacido en Mendoza, se encorsetó en tonadas, gatos y cuecas. Muy por el contrario, tomó las raíces andinas –también propias de su región, claro– y las transformó en vehículos de conexión universal. De ahí que no sólo haya publicado su cuarto disco en Japón, sino que en aquel mismo año (1980) realizó 26 actuaciones en la Unión Soviética y otras tres en el Lincoln Center de Nueva York. También, años después, varias en Suecia, Italia, Brasil, Chile o México, además de cruzarse con Peter Gabriel y Sting durante el Amnesty Internatiomal de Buenos Aires, en 1988. “Fue muy grato poder llevar la cultura latinoamericana a EE. UU. y Europa y colaborar con las organizaciones de derechos humanos”, señala Zambrano. “En esta ocasión presentaremos obras de todas las épocas, desde el primer tema que interpretamos en 1975 hasta algunos de 40 años hoy, que está a punto de salir. El grupo a esta altura es una familia de cuatro décadas diferentes, tanto en los integrantes como en el público, por ello nos parece importante realizar un viaje sonoro de estas características. Es una manera de homenajear la historia del grupo proponiendo, además, nuevos arreglos y creaciones”, anuncia Zambrano.
Suman en el haber de Markama, también, la tríada inicial de discos (Markama I,II,III), que los posicionó durante el último lustro de la década del setenta; la singular interpretación de la Misa Criolla, con Ariel Ramírez en el piano y el tenor español José Carreras en 1991; el premio Konex de 1995; el disco Danzas argentinas, publicado en 2007 y dedicado a los cuerpos de ballet folklóricos argentinos; y especialmente el proyecto Ama Mundo, una ONG liderada por Saucedo, que trabaja por la defensa del medio ambiente y los pueblos originarios. “Como son todas causas que defendemos desde Markama aunamos los esfuerzos para que el mensaje y el efecto sean más poderosos”, señala Casciani.
–¿Qué rupturas y continuidades piensan entre el presente y los orígenes?
M. C.: –Nunca pensamos en rupturas hacia el pasado, sí hay cosas que nos interesa mantener, cuidar, cultivar y proyectar... una es el amor por la música de raíz folklórica latinoamericana, otra es darle espacio tanto a los arreglos de temas de otros autores como a las composiciones propias de los integrantes actuales. Nos encanta tanto tocar temas viejos como buscar un sonido más novedoso. Y algo más que importante: mantener la lucha por causas del pueblo que, casualmente, se dice markama en quichua.
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