Ney Matogrosso está muy lejos de la imagen del divo que se recluye en su campito; con energía imparable, además de hacer sus propios álbumes pasa la mayor parte del año de gira o colaborando con decenas de otros artistas, tanto leyendas consagradas (con Chico Buarque hizo un disco completo) como jóvenes en ascenso (con Pedro Luís & A Parede también hizo un disco completo). Aun hoy, Ney vive prendido a cualquier proyecto que le resulte afín –Pedro Aznar puede dar cuenta de ello–, pero no sólo marca tarjeta en salas de grabación, sino también en escenarios medianos, pequeños o ínfimos, y en horarios en los que un señor de más de 70 ya bien podría estar en la cama. En YouTube pueden encontrarse muchos ejemplos preciosos: Ney con Vítor Ramil; Ney con Filipe Catto (“Muchos dicen que Filipe canta como yo, pero no es así; a mí me hace acordar a Elis Regina”, sentencia); Ney con todos.

La Gira Atento Aos Sinais, que comenzó en 2013 y en poco tiempo llegará a la Argentina, presenta básicamente su nuevo álbum de punta a punta, pero suele incluir obsequios especiales a la audiencia de cada ciudad (en Montevideo cantó “Sea”, del compositor uruguayo Jorge Drexler, ante una multitud con ojos como huevos fritos). La lista de bises puede variar: la altera media hora antes del comienzo del espectáculo, o incluso durante el show. Mientras, cambiará sus ropas en escena, en un strip-tease público; girará como derviche sufí dentro de sus calzas plateadas; taconeará sobre esos tacos que son como torres de Dubai; gorjeará con afinación perfecta... Y después, como un pájaro, se volará de nuevo.