Graciela Martínez nació en Buenos Aires y se crió en Córdoba. Arriesgada y lúdica, recorrió el mundo, actuando muy de vez en cuando en Buenos Aires, donde fue y es poco conocida por el gran público. Con su primer marido, el pintor Antonio Seguí, vivió en Colombia y en México, donde presentó Danza y pantomimas, su primera obra. Una beca los llevó a París y, de vuelta a casa, presentó en el Di Tella ¿Jugamos a la bañadera?. Nuevamente en París, se puso a trabajar con objetos como triciclos, bañaderas y escaleras. Se vinculó con Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal y dieron forma a Santa Genoveva en el tobogán. En Londres debió intervenir la policía por la cantidad de gente que quería ver la propuesta. Luego, otro éxito en París junto a Copi y Jorge Lavelli: Santa Genoveva en su bañadera. Y de allí a sacudir Amsterdam con Giselle Tomorrow y White Dreams. En 1985 llegó al Teatro San Martín con A la follie. Y junto a Ana Kamien, su compañera del Di Tella, bailaron juntas en el Recoleta en el 2004 con casi 70 años.