Sáb 16.05.2015
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MUSICA › LA OPINIóN DE LOS MúSICOS

Maestro de todos

- Claudio Gabis: “Los primeros blues que escuché fueron los crudos lamentos que John y Allan Lomax registraron en el Delta del Mississippi en la década del ’30. Después supe que lo que tocaba Ray Charles eran blues, y más tarde descubrí que los jóvenes norteamericanos y británicos que estaban creando la revolucionaria música de mi generación bebían de esa misma fuente. Me apasioné por esos sonidos agridulces que perturbaban mi corazón, y con la ayuda de publicaciones en inglés conocí su historia y los nombres de sus principales intérpretes. Leyendo reportajes de Clapton, Bloomfield y Hendrix, tuve noticias de la existencia de un tal B.B. King. Me sorprendió que todos lo consideraban una influencia decisiva en sus carreras y coincidían en situarlo en la cúspide del género. Un viaje familiar a EE.UU. me permitió hacerme de una cantidad asombrosa de vinilos. Junto a Dylan, Janis, Mayall y Shankar, traje B.B. King, Live at the Regal, uno de los primeros discos del guitarrista que circularon por Buenos Aires. Cuando lo escuché, la originalidad de su estilo, tan poderoso como elegante, me convenció de que se trataba no sólo de un guitarrista y cantante inimitable, sino de alguien capaz de elevar el blues a la condición de obra de arte. Conozco y admiro a muchos bluseros, pero para mí, B.B. King fue al blues lo que Louis Armstrong al jazz o Paco de Lucía al flamenco. Sin traicionar jamás la esencia ancestral de su música, siempre con buen gusto y seriedad profesional, se abrió al jazz, el soul y el rock, y fue fundamental para convertir al blues en el género musical mayor que hoy se conoce, se ama y se toca en todo el mundo. ¡Buen viaje querido Rey del Blues!”.

- Horacio Fontova: “Me da mucha pena por la música, por el blues, pero más que nada me da pena por Lucille. ¿Con quien se va a quedar?”.

- Cristina Aguayo: “Este es el hombre que al poner su alma en la guitarra le hizo tanto bien a la humanidad y al blues. Lo conocí cuando era apenas una adolescente atropelladora que no tuvo ningún pero en subírsele al escenario en Las Vegas y cantar con él y Bobby Bland “The Thrill Is Gone”. Siempre conjugué mi impetuosidad con su bondad y su humildad que tanto me enseñó a ser persona, además de cantante. Yo quería que vivieras para siempre, B.B., y lo has logrado, porque tu empeño en seguir y seguir trabajando hasta el final dio resultado. Ahora espero te encuentres con tus angelitos negros allá arriba y formen esa banda maravillosa que nos seguirá guiando, porque el camino que has trazado es infinito”.

- Luciano Nappolitano: “Partió el padre del blues. Esta mañana me desperté llorando y sin saber por qué, al levantarme de la cama leí un mensaje de un amigo, mis lágrimas de tristeza estaban una vez más refrescando el recuerdo de perder a un ser querido y amado. Lágrimas de alegría caen cuando me emociono al escuchar su Lucille... estoy seguro de que se encontrará con sus amigos en la eternidad. Los maestros del blues y de la vida me sirven para apreciar, vivir un poco mejor y disfrutar de lo bueno que nos dejaron en su legado, de hacer reír o llorar con la guitarra; su sentimiento en las canciones punteos/solos, enviando mensajes de amor, experiencia, sentimientos y buena vibra para el espíritu. Con mi papá desde el otro lado estarán tocando juntos y seguro nos seguirán enviando su amor y protección”.

- Kubero Díaz: “‘Yo no lo sé pero la nota lo sabe’, me dijo una vez el Negro Alejandro Medina, medio en broma, medio en serio, y después pensé: ‘Sobre todo cuando esa nota la produce B.B. King’. Creo que nunca, guitarrista alguno consiguió tocar hacia el cosmos, con tanta intensidad. Muy pocos lo lograron, la nota justa en el momento justo, expresión natural y resumen del blues de sufridos creadores pero expresada con contundencia y alegría. Creo que Pappo consiguió ese color y por eso no pasó desapercibido a los oídos del gran maestro, que le dio el toque fundamental al rock de acá con su blues maravilloso. ¿Quién soy yo para escribir sobre B.B. King? Mejor me prendo a la viola y así lo homenajeo, con amigos, esta noche, en La Perla del Once”.

- Cristina Dall: “Un disco, Indianola Mississippi Seeds, fue suficiente para que este género se me instalara como una de las herramientas más valiosas de lo que sería mi propia música. Para mí, B.B. King ha sido esencia de una expansión mundial del blues. Muy agradecida a lo que me dejó a mí y a tantos. Buen viaje B.B. !!!!... no me duele tu partida porque me he quedado con la maravilla de poder ver lo que es un propósito vivido a pleno”.

- Juan Tordó: “El agradecimiento es eterno para quien fue el rey de los maestros, alentador de varias generaciones de músicos. El blues lleva tu sello, donde quiera que se nombre o se toque. La sencillez y el buen gusto te califican diez puntos y tu partida deja una huella profunda y auténtica”.

- Willy Quiroga: “Ha muerto el blues y un tío postizo para mi hijo Simón. Lo de tío postizo se lo dijo B.B. King en el año ‘80 u ‘81 cuando tocó en Obras”.

- Juan “Pollo” Raffo: “Desde muy pibe escuché la falsa antinomia acerca de que los músicos que tocan muy pocas notas tienen todo el sentimiento y los que tocan un montón son fríos. Como si esas fueran las únicas combinaciones posibles y no hubiera, por ejemplo, músicos que tocan pocas notas y además no dicen nada. Allá en el Hemisferio Norte acaba de dejar esta vida un señor que hizo un culto a la primera combinación: pocas notas (las correctas), sonido personal y un discurso fluido, atrapante e imposible de dejar de seguir. En definitiva, lo que hace brillar a un solista: que los oyentes estemos pendientes todo el tiempo de lo que va a decir, como pasa también con los grandes predicadores”.

- Roy Quiroga: “Sinónimo de blues. En el año 1993, tiempo en que estábamos grabando Hecho en Memphis, me pasaba las noches en la Beale Street, y precisamente en el bar de B.B. King. Allí era como entrar en su casa, siempre de fiesta, música y más música, sonando en vivo o en grabaciones, violas colgando por todo el bar, todas sus fotos, afiches de shows. Y a través de Pappo, y por la alegría infinita que sintió al haber sido invitado por B.B. a tocar en el Madison, conocí un poco más de B.B., y allí me di cuenta de la generosidad del maestro.

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