“¡Cómo labura el tipo!”, lanza Litto Nebbia. Justo él, que mientras arma la gira, graba órgano en el disco de Los Reyes del Falsete, termina el nuevo CD de Leo García y también Archivo Jobim, un trabajo a dúo con Silvina Garré dedicado al compositor brasileño. “¡Cómo labura el tipo, ¿eh?! La verdad que no lo conocía!”, insiste Nebbia, en un aparte de la charla sobre Cincuenta años de rock argentino. El tipo del que habla no es otro que Miguel Angel Dente, el poeta, arquitecto y escritor uruguayo que se centró en vida y obra del rosarino para escribir el sexto libro dedicado a rockeros argentinos. Por esa saga ya pasaron Luis Alberto Spinetta, Charly García, Pedro Aznar, Gustavo Cerati y Fito Páez. Ahora el que habla es el propio Dente: “No se trata de una feliz coincidencia. En 2015, el rock argentino celebra su cincuentenario, y cincuenta años también han pasado desde que se editara el único long play de Los Gatos Salvajes. Justamente, el disco es considerado el punto de partida del rock en nuestro idioma”, dice el biógrafo, que reparte sus días entre su labor como corredor inmobiliario de la UTN y el diseño “total” de estos libros de la colección Disconario.

“Entre 1964 y 1965, Los Gatos Salvajes editaron tres simples, un EP y un único long play que lleva el nombre del grupo. Nebbia marcó su impronta aggiornando temas del inglés al castellano y aportando sus propias canciones”, enmarca Dente, en sintonía con la primera parte de El bohemio va –así se llama el libro– que, en efecto, arranca con un capítulo cuyo título es “Mersa beat” (deformación del término Mersey Beat) y dedica, como debe ser, el principio al principio: el origen de los Wild Cats en Rosario, el primer simple sin Nebbia, (“Let’s Dance”/ “Calculadora”), el circuito de clubes de baile, el viaje a Buenos Aires, los shows en Huracán, Lanús y Defensores de Santos Lugares, la incorporación de Litto, el traspaso al castellano del nombre, las primeras grabaciones con él (“Talkin’ about You”, de Chuck Berry, y “La respuesta”, de Nebbia-Fogliatta), las actuaciones en La escala musical y Sábados circulares, el cruce con Los Shakers, el disco, el hotel de Avenida de Mayo al 800, las diez mil personas que la banda metió en el club Sol de América del Paraguay, la separación en 1966, y la reaparición del grupo, treinta y nueve años después, con Andrés Calamaro y Miguel Botafogo entre los invitados.

“La decisión tan firme de que Los Gatos Salvajes cantaran en castellano surgió de escribir como uno habla naturalmente, en el idioma de su tierra. No se me podría haber ocurrido otra cosa. Si hasta le ponía unas letritas en castellano a temitas ingleses que me gustaban del Mersey Beat. Cuando muchas veces me preguntan cómo se me ocurrió, no sé si me están cargando, ¿En qué quieren que escriba: en griego, en japonés?”, dice Nebbia, partícipe directo de un libro en el que también testimonian Daniel Colombres, Hugo Fattoruso, Ciro Fogliatta y Gustavo Moretto, entre otros. “De ahí en más, la trayectoria artística de Nebbia ha sido auténtica, enriquecedora y prolífica”, reengancha Dente que, lejos de agotar su típico revisionismo esquemático en Los Gatos Salvajes, tomó a éstos como punto de partida de una obra cuantiosa, lejos la más prolífica de la música popular argentina contemporánea.

“El libro es un intento por ofrecer un detalle pormenorizado de las bandas, tríos, dúos o la labor de Litto como solista, teniendo en cuenta además las bandas sonoras, la musicalización de poemas que no son de su autoría, los tributos discográficos, la monumental antología de nueve volúmenes (Una celebración del rock argentino), la verdadera historia de ‘La balsa’ o el vasto catálogo de Melopea, su propia compañía discográfica”, concluye el autor y melómano, sobre una edición que también incluye un complemento gráfico con afiches, fotos y portadas de época.