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Miércoles, 22 de julio de 2015

TEATRO

Detrás de la barra

No es casualidad que el disparador de Happyhour sean los tragos. De hecho, Kusnetzoff comenta que hace un año es barman y que se fanatizó con el metier, al punto de haber organizado un viaje de vacaciones a partir de los bares del mundo que quería conocer. “Si bien no hice el curso, como soy fanático del whisky, una noche le dije a Fede Cuco (jefe de barman de Verne Club) que quería aprender –aclara–. Me dijo que no había curso, que si quería que fuera detrás de la barra a aprender. Fui con un cuadernito a empezar de cero, un lunes, que es el día que menos gente va. Fui, durante un año, todos los lunes. Hice el laburo de barman: preparé tragos, limpié copas, saqué la basura...”

–No se aprovechó de la figura mediática.

–Claro. De hecho, en eventos yo era el barman misterioso, nunca me promocioné ni figuró mi nombre. Al principio iba con una gorrita y después ya no. Me di cuenta de que si estás con actitud de “reconózcanme”, la gente te reconoce, pero si laburás como cualquier otro compañero, podés trabajar tranquilo.

–Pero igual lo reconocían, ¿no?

–Sí, pero la gente no te cholulea. Un día vino un mexicano, que me vio cómo le había preparado un Blody Mary a otro, y me dijo que le había gustado cómo lo había preparado y que le hiciera uno igual. ¡Me sentí reconocido como barman! No existía la posibilidad de que el mexicano me conociera como figura pública. Era un halago real. ¡Fue una felicidad mayor a la del Martín Fierro! Esa noche me gradué.

–Después de más de dos décadas de exposición mediática, ¿buscó como barman ser un don nadie?

–Sí, absolutamente. Me hizo muy bien ser uno más. A mí me gusta incorporar cosas. Cuando uno está en los medios está todo el tiempo sacando cosas y hay momentos en los que necesitás incorporar. La coctelería me devolvió un lugar que había perdido. Un día estaba con un vaso en la mano y siento que la encargada me patea de atrás y me dice: “No metás el dedo en el vaso”. Me gustó correrme de la imagen pública. Hacerme barman, ser nadie, fue un desafío que necesitaba.

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