Ariel Farace estudió Dramaturgia en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, Letras en la UBA y actuación y dirección con numerosos maestros. Actualmente enseña dramaturgia en forma privada, dirige la editorial Libros Drama dedicado a la dramaturgia contemporánea, y combina procesos largos de trabajo que desembocan en sus propias obras, con procesos más breves, cercanos a la performance. En este sentido, acaba de participar del ciclo El borde de sí mismo: ensayos entre el teatro y las artes visuales en el Mamba con un montaje sobre la identidad, al que llamó Una línea y muchos puntos. “Trabajé con un actor, una actriz, una bailarina, una cantante lírica y una obra del museo. Me está gustando esta nueva forma de montar en poco tiempo, tan distinta a los procesos largos donde trabajo desde la incertidumbre”. En la misma línea realizó en el verano pasado en una iglesia en Mar del Plata (el Oratorio del Espacio Unzué) un montaje con un ensamble de música contemporánea titulado Plural. Una multitud desconcertada, en el marco de la Bienal del Fin del Mundo. “Es otra forma de trabajar. En poco tiempo hay que desarrollar una estructura, probarla y comprobar que tiene su nivel de eficacia”, opina el creador que este año fue invitado a dar clases en La Paz (Bolivia) y en Belo Horizonte (Brasil), en el marco del festival de dramaturgia joven que allí se realiza.