En algunos de sus espectáculos han cuestionado a la clase media argentina en tiempos de neoliberalismo. ¿Tienen ganas de crear otro a partir de la coyuntura?

Daniel Casablanca: –No, no... algo con respecto a eso no. ¡Hacemos humor nosotros! (Risas.) Este no es un momento de reflexión, sino de confrontación. Son temas que generan sensibilidad y división. Cuando uno hace espectáculos, primero tiene que hacer que la gente compre, relaje, acepte y entre. Después, en algún momento, “¡pum!”. No es que viene la crítica. Pero sí el lugar de la reflexión.

Gabriel Wolf: –Si Macocos se junta para armar un nuevo espectáculo, tendríamos que acordar tema, dónde... es un montón. ¡No es tan simple!

Marcelo Xicarts: –Habría que esperar un poquito. Podría pasar. Uno siempre habla de lo mismo. Hay cosas que aparecen en nuestros espectáculos que uno puede intuir que van a repetirse... Como en Los Albornoz. Pero esperemos que no. En esta época aún no nos hemos juntado a pensar qué opinamos. Tenemos un acuerdo humano, pero no nos hemos puesto a reflexionar en pos de un objetivo artístico.

Martín Salazar: –Yo me identifico con lo que contaba Pedro Saborido en unos cortitos que hizo para Internet. Un tipo va a tomar un café y el mozo le dice: “¿Le ponés azúcar o edulcorante?”. El tipo le responde: “No, cambiemos. Le voy a poner soda cáustica y vidrio molido”. Yo veo a quién apoya la Pando. Si la Pando te apoya a vos, no te apoyo. Así de simple.