Tres partidas importantes enlutaron la historieta argentina en 2015. El 13 de febrero se fue el enorme Oswal, creador de Sonoman y uno de los grandes maestros de la aventura y la composición de página locales, que había comenzado su carrera ilustrando Ernie Pike, de Héctor Germán Oesterheld, en las míticas revistas Frontera y Hora Cero. Antes de su fallecimiento, Oswal había recibido numerosos homenajes, incluyendo el Premio Banda Dibujada a la Trayectoria y se había realizado un documental sobre su obra.

En abril murió Alfredo Grondona White, el reconocido humorista gráfico, quien durante décadas destiló su mordacidad en revistas de todo tipo, aunque se lo recuerda especialmente por su paso por las publicaciones de La Urraca, como Humo(r) y Humi. Tanto Grondona White como Oswal vieron recopiladas al menos parte de sus trabajos en los últimos años, recuperados así para el acervo historietístico local.

Finalmente, en agosto murió el guionista, poeta y editor cordobés Diego Cortés. Cortés era aún muy joven (38 años) y era una figura fundamental para la escena contemporánea. Su editorial Llantodemudo publicaba no menos de diez títulos por año y ahora atraviesa un proceso de reacomodamiento. Capitaneó la editorial durante veinte años, durante los cuales se constituyó en una figura reconocida de la cultura cordobesa, pues no sólo publicaba historieta, sino también poesía y narrativa. El sello ahora quedó en manos del dibujante Nicolás Sánchez Brondo, amigo y socio de Cortés. Además, cansado de la falta de eventos en su provincia, impulsó el festival Docta Comics, que finalmente se realizó a comienzos de octubre, con un homenaje a Cortés.