“No soy una investigadora que canta sino una cantora que investiga”, solía decir de sí misma Leda Valladares. Luego de los discos y presentaciones que realizó junto a María Elena Walsh tanto en Europa como en Argentina, la cantora se dedicó al armado de un mapa musical argentino, “arrancando cantos de callejones, ranchos, valles, quebradas o corrales”. Luego encaró una amplia labor docente, además de vincularse con músicos de otras generaciones. Así, grabó los discos Grito en el cielo I y II y participó en De Ushuaia a La Quiaca, con León Gieco y Gustavo Santaolalla, donde reunió a 1500 chicos de escuelas de Tucumán en una experiencia de canto colectivo.