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Viernes, 1 de abril de 2016

CULTURA › LA PANTALLA DE ENCUENTRO

Política cultural

Al frente de Mentira la verdad, Darío “Szeta” cree que la pantalla de Encuentro fue revolucionaria en términos culturales-educativos. “Durante el kirchnerismo –dice– hubo una decisión de hacer de la divulgación una política. Que es muy distinto a la divulgación que había en los ochenta o los noventa, que eran más emprendimientos individuales. El kirchnerismo diseñó una política cultural que tenía el objetivo de que la divulgación sirva a que sectores cada vez más amplios de la ciudadanía se apropien de estos saberes. Hice tres años Tecnópolis con un espectáculo en la que explicaba La alegoría de la caverna, de Platón, a los chicos, con música incluida, con temas como ‘Prófugos” de Soda Stereo, o ‘El anillo del capitán Beto’ de Spinetta. La música es una llave que ayuda a la comprensión. Detrás de eso hubo una decisión de un canal de apostar a un tipo de divulgación.”

Grabada a fines del año pasado, la cuarta temporada del programa de filosofía nominado al Emmy Kids aún aguarda fecha de estreno, ante el recambio de autoridades y la incertidumbre que reina en las emisoras pertenecientes a Educ.ar. “Estamos a la espera”, afirma el autor de ¿Para qué sirve la filosofía? “Sería una pena que un proyecto como Encuentro se discontinue, por todo lo que genera en el público para el que fue pensado. A veces, en las discusiones sobre los medios, se olvidan de que es un canal del Ministerio de Educación pensado para los alumnos. Y la verdad es que llegó. Y mucho. El objetivo era la promoción de los saberes a través de la divulgación en las aulas. El canal y el programa excedió ese objetivo. Mentira... pegó mucho en los países iberoamericanos por producción trans mediática. Si las nuevas autoridades deciden llevar al canal hacia otro lugar, se habrá cerrado un ciclo con un balance positivo, a la espera de algún tipo de retorno con otro modelo de país. Cada gobierno tiene un modelo sobre la relación entre la política cultural y las políticas públicas. Me daría pena que se cortara porque líderes del actual gobierno habían postulado en campaña cierta continuidad, que en la actualidad parece no haber prosperado”, se resigna.

–¿Cree que las charlas de bar o en una esquina del barrio sirven como disparadores y ejercitadores de la búsqueda filosófica?

–No me cabe duda de que la institucionalidad, por burocrática y por encorsetante, suele disolver la espontaneidad creativa. De hecho, las grandes ideas de la historia no suelen surgir del interior de las instituciones sino rompiéndolas. Por otro lado, ha habido también históricamente una lectura de la filosofía como chamuyo improductivo, que no está malo salir a rescatar. Esos amigos charlando en un bar, probablemente en algún momento se mirarán y se dirán: “Che, qué al pedo estamos acá perdiendo el tiempo”. Yo defiendo esa pérdida de tiempo. En Desencajados trabamos fuertemente esa idea. En términos productivistas, la filosofía es una saber inútil.

–El gran problema de la filosofía moderna es tener que hacerse valer en tiempos del “utilitarismo” a ultranza.

–No quiero defender que tiene algo de productivo la filosofía. No me interesa. Sí creo necesario confirmar su improductividad y asumir que una parte de nuestro ser sea improductivo en términos capitalistas. Eso es lo humano: una sumatoria de diferentes facetas en donde la productividad no se puede convertir en un valor hegemónico. El abismo angustiante al que te lleva la filosofía termina siendo muy creativo. Hay que salir de la idea de la angustia como algo nocivo. Me refiero a la angustia existencial o creativa. Obviamente que la angustia de no poder llegar a fin de mes hay que resolverla de otra manera. Pero cuando alguien más conciencia toma del carácter contingente de lo que hace, de lo efímero de lo que nos rodea, más se libera. La angustia tiene algo liberador frente al optimismo ingenuo de una cultura de consumo que te exige estar siempre con cara de feliz cumpleaños. Y perdón, ¡en mi cumpleaños yo la paso como el orto! ¿Qué feliz cumpleaños? ¡Es un año menos de vida!

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