Tanto Pablo Echarri como Leonardo Sbaraglia son dos actores que no tuvieron problemas en manifestar sus opiniones políticas. Al ser consultados sobre si se sintieron maltratados o tratados peyorativamente por algunos medios de comunicación, Echarri toma la posta: “El expresarse y ser cristalino con el pensamiento traenconsecuencias. Entonces, la respuesta es un poco sí”, señala el actor. Pero, a la vez, reconoce que “no es algo sorpresivo”. Y argumenta: “Sería estúpido para cualquiera de nosotros querer expresar una idea y luego esperar que todo el mundo nos quiera. Tal vez vivamos momentos de mayor intensidad con respecto a esas prácticas y, a veces, uno, por el sólo hecho de traslucir una idea, se transforma como en blanco u objeto de cierto ataque”.

Sbaraglia agrega que, al mismo tiempo, son actores y no políticos. “Lo principal es que el trabajo de uno se vea, que la película funcione bien, pero frente a una situación más extrema, a veces, no te queda otra que opinar porque te sentís en la responsabilidad moral”, subraya Sbaraglia. Y sostiene: “La trampa en la que uno puede caer o en la que lo quieren hacer caer es que se trata de un problema partidario. Como si el tema fuera ser K, ser macrista, ser de la pindonga o ser rojo o azul. Y no se trata de eso. Se trata de que objetivamente hay cosas que a uno le han indignado de toda la vida antes de que exista cualquier partido político y que le han indignado desde los quince años. El tema es que esas cosas, a nivel moral, a nivel derechos humanos, a nivel social, todo ese paquete te lo quieren poner como si fuera de un partido político. Es una manera de neutralizarnos. Y no estamos hablando de partidos políticos. Hoy yo digo lo mismo que decía hace veinte años”, concluye Sbaraglia.