MUSICA
Toda esta búsqueda que apunta a la memoria, ¿adquiere otro valor en este momento político?
–En este momento adquiere un valor, que tal vez todos lo que lo hicimos intuimos como una especie de incerteza, de incertidumbre, cuando lo empezamos a hacer, hace más de un año. Frente a lo que fue este 25 de mayo, yo recordaba lo que fue cantar para esta fecha el año pasado, en la Plaza de Mayo. Mientras cantaba pensaba que podía ser la última vez que estuviera en un escenario en esa plaza. Pero eso no fue tan importante como tener la certeza, cuando habló Cristina, de que era la última vez que pasábamos un 25 de mayo con ella y con toda esa cantidad de gente. Tal vez este disco se amasó en ese clima, de algo último, viniese lo que viniese. Por eso cuando escucho el “vamos a volver”, me interesa muchísimo, una expresión extraordinaria de deseo, debe ser tomada como imposible. En el sentido de que sostiene una esperanza y un deseo. Yo a esa frase le agregaría: “vamos a volver mejores de lo que fuimos”. Nada podrá disolver lo que fuimos. Pero para este tiempo político de la Argentina, y ante esa consigna, yo agregaría que debemos ser mejores de lo que fuimos.
–¿Y qué quisiera decir o provocar hoy, con este disco, como una esperanza y un deseo?
–Mirá lo que tenemos. Esto es lo que yo quisiera que alguien piense. Mirá ese arcón lleno de tesoros que está ahí, esperándonos. Y tal vez, provocar la inquietud de que alguien vaya hacia el original. O lo que me dijo un chico una vez a la salida de un concierto, después de escuchar “Luna tucumana”: cómo es posible que cuando uno ya no esperaba más nada de ese tema, tan cantado, aparece esa idea. A mí misma me sorprende, y eso salió en una pieza de hotel en Trelew, entre Pedro y Ariel. ¡Qué cosa bárbara!
–¿Como define este presente?
–Yo siento que este momento, deshistorizado, sin territorio, sin suelo, sin memoria, recostado en una venganza escandalosa, similar a la Libertadora del 55, más el neoliberalismo del menemismo, más un formidable libro de autoayuda, abre una fórmula explosiva capaz de destruir un país. En el medio de eso, está esta música. Tomá. También somos esto. Una memoria musical, poética, cultural y política. En ese sentido, yo siento que tengo una responsabilidad: la música no es un adorno. La música es un juego, pero es un juego responsable. Y es también una memoria.
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