La trayectoria de Arturo Ripstein habilita preguntarle acerca de qué opinión tiene sobre la generación de cineastas mexicanos como Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro. Dice Ripstein: “A los dos primeros no los conozco. Quizá los he visto alguna vez, pero no hemos sido ni amigos ni hemos conversado ni nada. A Del Toro sí lo conozco bien porque trabajó conmigo, estuvo cerca mío en una película que le tengo muchísismo afecto. Lo conocí de muy jovencito”. Ripstein considera que irse a Estados Unidos a hacer películas “es un acto heroico y que lo hayan logrado es un éxito en sí, olvidando incluso si las películas son buenas o malas, lo que es singular es que hayan llegado a donde se lo propusieron”. Pero aclara: “Ahora, son cineastas mexicanos por nacimiento, pero no por obra: lo que hacen es cine gringo. Eso es indiscutible. La nacionalidad del director no permea la obra, cualquiera que sea. Sería como decir que Sexto sentido, de M. Night Shyamalan, es una película hindú o que Some Like It Hot, de Billy Wilder, es una película austríaca. No, son películas gringas, una de ellas hecha por un hindú y la otra por un austríaco”.

–¿Y la otra camada de Carlos Reygadas y Amat Escalante que hacen un cine menos industrial?

–Me importa muchísimo. El cine de Escalante me parece absolutamente prodigioso y la posición de Reygadas me parece fundamental, porque esta nueva generación es, de pronto, la otra cara del cine que se hace en México y también en otros lados, que tiene que ver con las imitaciones del cine de Hollywood, una especie de audición para ir a trabajar a Columbia Pictures, que pasa por todos lados. Es muy común en nuestros países el cine muy comercial y, de pronto, frente a esto está Reygadas con esa posición de formidable intransigencia ante esto y hace lo que puede y lo que quiere. Para mí que exista Reygadas es importantísimo. Y el cine de Escalante me importa mucho también.