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“Nos juntamos con los actores y empezamos a tirar ideas de qué es lo más conveniente para que la gente escuche y se involucre. A partir de eso empezamos a darle forma”, cuenta a Página/12 Carlos Gianni sobre el proceso de elaboración de Midoneando. Actualmente, el músico está a cargo de la dirección musical de Mitad y mitad, infantil dirigido por Ruben Segal.

–¿Qué representa para usted este festival?

–Una excelente posibilidad de recordar a Hugo en muchas de sus facetas y de darlo a conocer a generaciones que no saben tanto de él, de su maravillosa posibilidad de conectarse con los otros y comunicarse. En el ECuNHi, la reacción del público es siempre maravillosa. Vienen los papás que fueron chicos en los setenta y los ochenta, que han visto nuestras obras. Vienen recontra motivados, acompañan a sus hijos… o, quizás, los hijos los acompañan a ellos.

–Para muchos, el suyo con Midón es un matrimonio perfecto. ¿Cuál fue el secreto para trabajar tantos años juntos?

–La perfección de este matrimonio se explica porque era no obligatorio. No éramos un grupo de trabajo, una entidad. Nos elegíamos en cada proyecto. Al principio estábamos muy influenciados por las palabras de docentes y psicopedagogas. Después, a partir de la democracia, empezamos a confiar en nuestras propias fuerzas, a tener nuestro propio discurso y nuestra manera de comunicarnos. Hugo me dejó la enseñanza de la posibilidad de ser libre. De ser profundo y exigente con lo que hago, sin perder la libertad, la alegría y el juego.

–Los materiales que construyeron juntos tenían una potente relación con el contexto social. ¿Cómo imagina que sería una obra de la dupla en este momento?

–Es impresionante: estamos recordando los textos de las obras y nos sorprende lo que decíamos en los ochenta. Si lo decimos hoy, sirve para dar un mensaje totalmente actual. Temas como el poder, la discriminación, los enfrentamientos entre unos y otros no son inherentes exclusivamente a estos años. El poder contra el pueblo, el pueblo tratando de mejorar... siempre alguien detentó el poder y alguien quiso luchar.

–Esta es una pregunta que le han hecho a Midón: ¿cómo son los chicos argentinos de estos tiempos?

–Puedo hablar del ámbito que conozco, Capital Federal y Gran Buenos Aires. Son absolutamente exigentes, porque están totalmente invadidos de mensajes, medios de comunicación, televisión, computadoras y tablets… Lo que nosotros tenemos que hacer es adecuar un poco el mensaje que estamos haciendo. No para ser lo mismo, sino para ubicarnos en cierta velocidad que tienen los chicos ahora. La capacidad de concentración es menor, y el conocimiento que tienen los chicos de todo el entorno a veces supera el de los adultos. Una exigencia que tuvimos siempre fue hacer espectáculos para chicos como si fueran para adultos. No hay nada librado al azar, nada que no se estudie especialmente. Es igual en profundidad, ideas, emoción y juego.