Lunes, 27 de noviembre de 2006 | Hoy
LITERATURA
“Estoy muy ligado a lo musical. Mi papá cantaba en Bahía Blanca con el nombre de Roberto del Mar en una orquesta de tango. No había muchos libros en mi casa, pero entraba permanentemente la poesía del tango. Con Alejandro del Prado hice muchas canciones. En su momento me escribió Piazzolla para ver si hacíamos algo, pero él estaba enfermo y al final no se dio”, cuenta Jorge Boccanera.
–¿Qué poetas del tango lo marcaron más?
–Manzi y Discépolo; aunque no sé qué tomo de ellos, me marcaron mucho y siempre encuentro cosas nuevas. No considero que estén en el pasado, sino que sus canciones ayudan a explicar la realidad. En la crisis de 2001 la Argentina cabía en ese verso de Discépolo que dice: “Punto muerto de las almas”. Ese verso se aggiornó, pero la poesía del tango y su filosofía siguen siendo una cantera. Nos equivocamos cuando le pusimos un sello de caducidad al tango, que tantas veces se dijo que había muerto. Yo lo veo vivo todos los días en las calles.
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