En paralelo al auge de la escena reggae en la Argentina, una novedad editorial aporta su verde granito de arena. Se trata del lanzamiento de THC, la primera revista argentina dedicada a la cultura cannábica; acaso heredera de publicaciones extranjeras afines como la estadounidense High Times o la española Cáñamo (que cuenta con una edición chilena). “Para el consumidor de marihuana, somos lo que una revista sobre vinos es para un enólogo”, grafica Sebastián Basalo, director de esta revista de cuidada estética y edición bimestral, cuyo primer número aterrizó en los kioscos al cierre de 2006. Para Basalo, las claves del perfil editorial son “el respeto por el lector, el buen uso periodístico de la información y la certeza de no tener la verdad absoluta”. “No se trata de un pasquín político, sino de un espacio de análisis y debate, en el que se respeta a quien elige no consumir, y no se busca convencer a nadie”, explica el director. Y agrega: “Se trata de un órgano periodístico pensado para quienes forman parte de la cultura del cannabis, que conforman una comunidad sorprendentemente fuerte, y muy solidaria”.

Si bien no hay cifras oficiales sobre las dimensiones de esa comunidad a la que alude la revista, Basalo habla de ciertas encuestas que estiman en 800.000 personas la cantidad de consumidores de cannabis en la Argentina. En cuanto a los riesgos que puede conllevar la realización aquí de un emprendimiento de estas características, el responsable periodístico de THC responde con naturalidad: “Hay montones de revistas sobre autos o sobre bebidas alcohólicas, cuando todos sabemos que los coches y el alcohol matan a la gente. En cambio, nosotros hablamos sobre una planta que no mata a nadie. De cualquier modo, en la redacción de THC tenemos un estudio profundo sobre cómo plantear las cosas, sobre qué hacer y sobre qué no hacer. No decimos que la marihuana hace bien, sino –simplemente– que a nosotros nos hace bien”.