Annemarie Heinrich fue su gran maestra, su “madre” y amiga. Primero conoció al marido de Annemarie, en 1958, durante un viaje a Estados Unidos. “Cuando comencé a hacer fotografía, ella participaba en la Asociación de Fotógrafos Profesionales y entonces nos conocimos”, cuenta su colega y alumna, la fotógrafa, Sara Facio. “Lo primero que aprendí fue la defensa de los derechos del fotógrafo, que había que cuidar las fotos y hacerse respetar.” Facio subraya que no puede olvidar el entusiasmo que Annemarie tenía por conocer a los grandes fotógrafos y cómo apreciaba las buenas fotos. “Nos pasábamos horas, tardes interminables, mirando revistas de cine y de teatro extranjeras, y ella me explicaba cómo estaban puestas las luces, y así aprendíamos a iluminar, a poner las luces en los modelos.”