El Carnaval porteño es una actividad cultural desarrollada desde el movimiento comunitario de los vecinos: las entidades organizadoras de corsos, los integrantes de las agrupaciones carnavaleras y el público participativo que hace propio este ritual.

Creada en 1997 e integrada por un representante del Poder Legislativo, un representante de la Secretaría de Cultura porteña y cuatro representantes de las agrupaciones de Carnaval, la Comisión de Carnaval (Ordenanza 52.039) tiene como tarea principal coordinar la organización general del Carnaval Porteño. Para ello, cuenta con el Programa Carnavales Porteños y con un presupuesto que se destina a apoyar la producción de este evento que transcurre durante 10 noches, en 40 corsos, con 110 agrupaciones de carnaval participantes y un millón de personas en el público. Esta comisión tripartita lleva nueve años en vigencia gracias al trabajo sostenido de las agrupaciones de carnaval y a algunos funcionarios que han comprendido la relevancia cultural y el arraigo de este festejo.

Cada región tiene un carnaval particular, y el carnaval porteño también tiene su singularidad, no sólo por sus murgas, sino también por ser un carnaval popular, con corsos gratuitos en la calle, distribuidos por los barrios, recuperando el espacio público para uso y disfrute de la gente en su tiempo libre. La calle deja de ser un lugar de paso, para transformarse en un lugar de encuentro.

Los banderines colgados de vereda a vereda anuncian el comienzo del nuevo carnaval. Porque el porteño no es un carnaval que se mira por TV ni al que se convoca mediante enormes carteles con sponsors. Es una fiesta de la ciudad, que se encuentra con sólo salir a la vereda, en cualquier barrio, a la vuelta de la esquina.

* Integrante de la murga Los Quitapenas y autora del libro Miralá que linda viene la murga porteña, delegada de las agrupaciones de carnaval en la Comisión de Carnaval.