Fiebre de sábado por la noche. Ese era el clima de película que se vivió en el predio de la Rural. “¿Hemingway versus Fitzgerald?”, preguntó una señora, distraída, con sus bolsas llenas de libros. “Bienvenidos a este boooooooooox literario”, anunció el presentador en uno de los pasillos de la feria donde se preparaban para disputar el primer round los célebres Ernest Hemingway y Scott Fitzgerald, interpretados por dos actores, con la presencia del ex boxeador Horacio Accavallo como invitado. Entre los libros, la murga y el desfile de personajes y héroes míticos del mundo literario, miles de personas, la mayoría jóvenes, circularon hasta las dos de la madrugada por la Feria del Libro. Los empleados de los stands, al principio, miraban con desconfianza la marea humana que se acercaba a husmear los libros. No pasó nada; pero minutos antes de las 21, cuando se habilitó el ingreso libre y gratuito por las puertas de Plaza Italia y la avenida Sarmiento, algunos confesaban que temían que se robaran libros o que hubiera incidentes. “¿Es cierto que viene La Renga?”, preguntó una de las empleadas a Página/12. “Nos van a romper todo”, se quejaba, preocupada, la mujer.

Las actividades comenzaron con la murga Los Elefantes del Bazar, que con grandes globos y estandartes abrió paso al recorrido del jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman, que visitó varios stands, se sacó fotos y habló con la gente. “Queremos que la cultura del libro crezca con acciones no tradicionales”, dijo Telerman. Una de las atracciones fue la lectura de los Oráculos que hacían personajes literarios como el Quijote o Beatrice, inspirados en textos de Cervantes, Dante y Shakespeare. Una de las colas más largas fue la de los fieles oyentes de Alejandro Dolina, que hizo a las 23 una emisión especial de La venganza será terrible en la Sala Borges. Ataviadas con trajes de época, las actrices recitaban de viva voz algunos de los poemas más conocidos de Alfonsina Storni, Adelia Prado, Silvina Ocampo y Olga Orozco, mientras eran transportadas por un gran carro blanco, tirado por personas. Un grupo de jóvenes coreaba “literatura, literatura”, el público observaba el comienzo del primer round mientras algunos tomaba fernet. Y aunque hacía frío, la fiebre del sábado en la Rural terminó con la Orquesta Típica Fernández Fierro.