Como si se hubieran puesto de acuerdo, las publicidades en mingitorios (esta vez, una del diario deportivo Olé) coinciden en interpelar a sus consumidores como si se dieran una palmada entre dos que hacen pis uno al lado del otro, enfatizando la simbología de una virilidad algo arcaica pero siempre rendidora. Los varones son abrumados con mensajes en el baño gracias a la posibilidad de distanciar mingitorios de inodoros. Una vez allí, la de Sony halaga por tamaño (tengan lo que tengan), pero la del diario apela a la habilidad deportiva, simulando la canchita (en un día de lluvia) y desafiando a mover la pelotita con el chorro. Para la periodista Jimena Laclau, “la publicidad en mingitorios, o en baños, comenzó hace cinco años y tiene que ver con la necesidad de las marcas de comunicarse con la gente de maneras distintas, ya sea por los mensajes o los medios o los espacios en los cuales se hacen presentes”. “Como evolución –sigue Laclau–, podría verse un avance a nivel de la forma en que las marcas aprovechan estos espacios alternativos. Al principio simplemente llevaron a los baños los mensajes que manejaban para todos los medios, y en la actualidad crean mensajes específicamente pensados para este espacio, que apelan a la persona que se mira en el espejo, que se lava las manos, y hasta había uno que hablaba del rouge. Los beneficios tienen que ver con la cercanía con la gente, casi no hay ruidos que distraigan, ni otros mensajes de marcas que compitan por la atención.”